Rufina Gilo nunca imaginó que el tumor que tenía en el riñón la iba a hacer tan famosa que hasta en su pueblo natal, Valencia de Alcántara, la verían por televisión. Más que el tumor, la forma en la que los médicos del hospital Clínico de Barcelona decidieron extirpárselo: a través de la vagina.

Esta técnica quirúrgica ha convertido a esta cacereña emigrada en Mataró (Barcelona) en la primera europea y la segunda en el mundo intervenida por nefrectomía transvaginal. Solo antes se había utilizado una vez en Brasil. "Yo no sabía que iba a ser conejillo de indias, pero no me importa. Es un ejemplo para todo el mundo y estoy muy contenta. También es un adelanto muy grande para todas las mujeres", explicaba ayer a este diario por teléfono desde su casa de la localidad barcelonesa.

Solo supo de la notoriedad de su operación, asegura ella, el día después de la misma. Antes, los médicos únicamente le informaron de cómo la operarían. "Me dijeron que me harían un agujerito con dos puntos, me sacarían el tumor por la vagina y que no me dolería". Al día siguiente supo que había sido la primera vez que se extraía un tumor por ese método en Europa. "Decían que iba a ser la reina. Si lo hubiera sabido antes, a lo mejor me hubiera asustado, pero lo que quería es que me lo quitaran, cuanto antes mucho mejor".

El tumor se lo detectaron en noviembre del año pasado a raíz de una infección de orina. Acudió a Urgencias y las pruebas a las que la sometieron en este servicio ya alertaron de una anomalía, que confirmó una ecografía posterior. Cuando el equipo de Urología del Clínico de Barcelona, coordinado por el doctor Antonio Alcaraz, le extirpó el tumor el pasado 10 de marzo, este medía 13 centímetros de largo por 8 centímetros de ancho. Era maligno.

Recuperación

Estuvo cinco días hospitalizada, contando el día previo a la intervención. Su recuperación, como ella misma afirma, ha sido espectacular. "No he tenido nada de dolor, ni he sangrado ni una gota, nada. Me he recuperado mejor que de los tres partos de mis hijos", compara. Ella misma contó en la comparecencia pública que organizó el hospital con los medios de comunicación el lunes, que el día que salió del hospital, el 13 de marzo, ya planchaba y cocinaba con normalidad. "No he cogido peso, claro, pero tampoco tengo que tomar ningún medicamento ni nada".

Pero el resultado de la operación no es lo único que le sorprende. Rufina Gilo no da crédito a esta fama inesperada y ocasional que le ha reportado que le quitaran su tumor. "Me han hecho un montón de entrevistas, hasta en la tele y me ha sorprendido", reconoce. Pero, "más que verme en la tele, lo mejor fue en el hospital", explica. "Ha sido todo muy bonito --añade-- y estoy muy agradecida al equipo de médicos, que son muy buenos".

Ahora espera volver poco a poco a su rutina. Los cuatro nietos. Las cosas de casa. Su marido... Por su pueblo, Valencia de Alcántara, hace tres o cuatro años que no aparece. En él conserva un hermano, también emigrante como ella pero en Vitoria y ya retornado a Extremadura, y muchos recuerdos hasta los 20 años. A esa edad lo abandonó junto a su marido Manuel Leitón, también valentino como ella y empleado de una fábrica, y su primer hijo.

Ya tiene 66 años y su intención no es regresar al pueblo. "Mi vida está hecha aquí, me gusta mucho Valencia de Alcántara, es muy bonito, pero no volveré", señala. De todas formas en su pueblo y en el resto de España desde el lunes es famosa y su historia de cómo le sacaron el tumor dará la vuelta al mundo en revistas médicas y publicaciones científicas. Aunque a ella realmente solo le importa que ya no lo tiene dentro.