En apariencia, lo sucedido con la lista popular al Senado por Badajoz es un revés para el alcalde emeritense, Pedro Acedo, que habría querido colocarse por delante del edil pacense, Miguel Celdrán, pero sus pretensiones quedaron frustradas por Génova. Sin embargo, esta versión deja bastantes cabos sueltos: ¿por qué apoyaron a Acedo afines a Celdrán? ¿por qué el alcalde de Badajoz no se revolvió al verse desplazado? ¿cómo el edil de Mérida aceptó que se le quitase sin una protesta?

Fuentes del PP aseguran que, en realidad, todo fue una maniobra cuyo objetivo fue dejar en evidencia al presidente regional, Carlos Floriano, con una demostración de fuerza. Así, Acedo nunca tuvo intención de encabezar la lista a la Cámara Alta, y menos desplazando a Celdrán, con el que mantenía un pacto de apoyo mutuo.

Con el gesto, se envió una señal a la dirección regional, haciéndole ver quién manda realmente en el partido en Badajoz.

El detonante de la operación --ya que los alcaldes habían aceptado el consejo de Génova de no intentar desbancar a Floriano tras el fiasco electoral de las autonómicas hasta que pasasen las generales del 14-M-- fue el que desde la sede regional se diesen a conocer los nombres de los cabezas de lista al Congreso y Senado antes de que se reuniesen los comités provinciales, lo que habría colmado el vaso de la paciencia de Acedo y Celdrán, secretario y presidente provincial respectivamente.

Lucha abierta

Ese desprecio, que se unió a agravios como la inclusión en la lista autonómica de Tomás Martín Tamayo, o el intento de enviar a Pedro Acedo a Madrid a toda costa, para restarle poder y posibilidades como futuro aspirante a la presidencia regional del Partido Popular, llevaron al edil emeritense a actuar, y dar dos sustos a Carlos Floriano: un amago de rebelión y las posteriores declaraciones en las que se postula como futuro presidente regional.

Ahora se esperan unos buenos resultados el 14-M --que demuestren a Madrid que en Extremadura hay potenciales votantes del PP que no confiaron en Floriano-- para la primera batalla decisiva: una derrota de las candidaturas propuestas por la dirección regional en los congresos provinciales de septiembre --y tiene en contra Badajoz, Mérida, Cáceres, Don Benito, Plasencia, Coria y Navalmoral-- precipitaría un congreso regional extraordinario, donde se da por seguro que Acedo plantearía el asalto definitivo.