La Garrovilla, población cercana a Mérida de 2.600 habitantes. 17.30 horas. Suenan alarmas. Una decena de autobuses, varias ambulancias, médicos, Fuerzas de Seguridad del Estado, Guardia Civil y un helicóptero. Algo grave ha pasado y hay que evacuar el municipio y llevar a los vecinos a localidades cercanas como Torremayor y Esparragalejo y, si es necesario, Mérida. Allí les esperan alimentos y mantas para poder pasar el tiempo que haga falta. Afortunadamente todo sale bien y mil vecinos abandonan sus hogares sin incidentes.

Esto es lo que sucedió ayer en un simulacro organizado por el Servicio de Urgencias y Emergencias 112 de Extremadura, que puso de manifiesto la necesidad de "hacer más simulacros de evacuación" para solventar deficiencias como que "algunas personas no se querían desprender de sus animales de compañías al abandonar su hogar", comentan la consejera de Presidencia, Maria Antonia Trujillo, y el director del 112, Benito Márquez Gudiño.

IDENTIFICACION EXHAUSTIVA

Tras ser identificados y agrupados, en lo posible, por familias, los damnificados de esta emergencia fueron conducidos en autobuses hasta uno de los seis puntos de acogida o albergue habilitados. Una vez allí, fueron atendidos por los servicios de asistencia social, que registraban sus datos y las dolencias que sufrían, para luego conducirlos a habitaciones donde efectivos del ejército y voluntarios de Cruz Roja se encargaron de facilitarles alimentos en conservas, útiles para hacer fuego, agua y cobijo.

De todo ello fue testigo de excepción la nueva Unidad de Intervención Rápida y Coordinación de la Consejería de Presidencia, que se estrenó ayer, y que cuenta con la equipado con la más moderna tecnología y las bases de datos de todos los medios y recursos que en materia de protección civil existen en la región.

Tras el simulacro, la consejera destacó que el Servicio de Urgencias y Emergencias 112 es "un referente en España", así como la necesidad de hacer más ejercicios prácticos.