NACIO EN VILLAROBLEDO (ALBACETE) HACE 55 AÑOS

TRAYECTORIA ADMINISTRATIVO, ES VICEPRESIDENTE DE LA ASOCIACION EXTREMEÑA PARA LA DEFENSA DE LOS AFECTADOS POR RUIDOS (AEDAR). ADEMAS, SE HA MUDADO DE CASA EN MERIDA POR CULPA DE LOS RUIDOS QUE SUFRIA.

Hoy se celebra el Día Mundial contra el Ruido, un problema que sufren casi 100.000 hogares extremeños (uno de cada cuatro), según los últimos datos al respecto del Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, muchos de esos ciudadanos se ven obligados a abandonar su vivienda por los inconvenientes que el exceso de ruido les provocan. Este es el caso de Saturnino Mendoza, afincado en Mérida, que ha sufrido durante ocho años el elevado nivel de decibelios de un local de copas y, al final, se ha mudado a otra zona.

--¿El ruido marca su vida?

--Claramente. La mía, la de toda mi familia y la de otras muchas personas. Maribel Fernández, la presidenta de Aedar, tiene el mismo problema. Ella vive en la calle John Lennon, tiene el piso vacío y se ha tenido que construir otro en Don Alvaro para irse a vivir allí. Yo me he tenido que ir a vivir a otro sitio, a la Corchera, después de ocho años sufriendo ruidos en la calle Don Benito por culpa de los incumplimientos de los locales de copas, que cierran más tarde de lo que marca la ley y tienen un nivel de ruidos que supera el permitido.

--¿Y su salud, se ha resentido?

--El problema, al margen del mío, estaba en mi esposa, que ha terminado con una depresión mayor grave diagnosticada por culpa de que no podía dormir por las noches y estaba a base de somníferos, por lo que la cosa es grave.

--¿Cómo era un día habitual antes de abandonar su casa?

--Insoportable. He llegado a estar todo un verano durmiendo en una colchoneta en el salón de la casa, porque no podíamos dormir en la habitación por culpa del bar de al lado. Han sido meses viviendo tirados en el suelo. Cuando mi hija se casó, tuvimos que mudarnos de dormitorio para poder descansar.

--¿Y tras tomar la decisión de marcharse?

--Mi vida ha cambiado completamente, sobre todo porque ahora tengo unas horas decentes de dormir. Ahora no se nos ven ojeras, llantos, no tenemos que llamar a la policía e ir todos los fines de semana a denunciar.

--¿Cuántas denuncias ha llegado a presentar ante el Ayuntamiento de Mérida?

--Yo he presentado durante ocho años una denuncia cada fin de semana. Hasta en eso he querido ser un poco coherente y no quise denunciar todos los días. Lo último que conseguí fue un precintado del local, y que hicieran parte de la reforma que tenían que hacer, pero al final, me he tenido que entrampar económicamente y mudarme.

--En este sentido, ¿se ha sentido desamparado por las autoridades públicas?

--Por la Junta no, pero por las locales me he sentido totalmente desamparado. Además, Aedar ha presentado en Mérida 800 denuncias en cinco años, y ha reunido 5.000 firmas que también ha presentado en el ayuntamiento; incluso denunciamos al alcalde de Mérida por dejación de funciones, pero no se admitió el recurso.

--Por su experiencia, qué le aconseja a las personas que estén sufriendo lo mismo por lo que usted ha pasado

--Si tienen dinero, que recurran a la vía judicial, y si no, que se vayan del piso; no queda otra, a menos que haya políticos que cumplan la ley.