Los graves incendios registrados en la región el pasado verano, especialmente en Hurdes y La Vera, se han dejado notar en las estadísticas oficiales. No en vano Extremadura fue la tercera comunidad autónoma en cuanto a superficie forestal quemada en el 2002, sólo por detrás de Asturias y Galicia.

En total, los doce meses del años pasado fueron testigos de cómo ardían 10.914 hectáreas extremeñas en un total de 1.273 incendios, lo que supone más del 12% del territorio quemado en todo el país.

Pero no todo son malas noticias. Y es que, según los datos ofrecidos en el Congreso por el Gobierno a preguntas del Grupo Parlamentario Mixto, la superficie quemada en España es la más baja desde el año 2000, cuando ardieron un total de 188.587 hectáreas en 24.118 incendios.

EVOLUCION

De esta forma, los incendios forestales redujeron un 7% los daños causados con respecto al 2001, con 86.425 hectáreas frente a las 93.298 que ardieron hace dos años. El número total de incendios fue sin embargo superior, 20.841 frente a los 19.547 del año anterior.

Si las tierras asturianas, gallegas y extremeñas fueron las más calcinadas, en el lado contrario se situó Baleares, con sólo 51 hectáreas quemadas en 54 incendios, seguida de Murcia, donde ardieron 89 hectáreas en 163 incendios forestales.

Como suele suceder, las frías cifras también esconden hechos claros. Así, por ejemplo, resulta curioso que mientras en España se redujo la superficie perdida bajo el fuego, el volumen de incendios aumentó, lo que supone una actuación cada vez más rápida y eficaz de los servicios de extinción. Es decir, más fuegos pero más pequeños. Mejor así.