Don Ricardo Durán, don Eugenio Matas, don José Díez y la señorita Maruja Collado abrieron en los años 40 una academia de clases particulares en la Casa del Mono. La crearon porque, por aquel entonces, muy cerca de este lugar se encontraba el instituto de enseñanzas medias El Brocense y así daban un apoyo en diferentes asignaturas a los alumnos que lo necesitaran. Unos años más tarde don Eufemio Rubio creó la academia San Juan Bosco, en la que preparaba a los alumnos para su ingreso en Bachillerato. Estaba en el número 7 de la calle Gómez Becerra.

En 1952 estos maestros, todos licenciados, decidieron unirse para crear un colegio, que entonces llamarían Licenciados Reunidos San Juan Bosco (hoy en día ya no conserva la denominación de San Juan Bosco). En un primer momento se ubicó en Gómez Becerra, donde Eufemio Rubio disponía de su academia. Dos años más tarde se trasladaron a unos pisos arrendados en la calle Argentina, donde el colegio permaneció cinco años, pero en 1959 regresaron de nuevo a la calle Gómez Becerra.

No fue hasta 1967 cuando este grupo de profesores compró unos chalets en la calle García Plata de Osma, que se acondicionaron como edificios para dar clases. Esta fue una fecha clave para el centro ya que se constituyó como cooperativa (es concertado), hasta entonces funcionaba como un colegio privado que gestionaban entre cuatro profesores. Fue el primer centro cacereño en ser cooperativista y uno de los primeros de la región.

Las instalaciones de García Plata de Osma se ampliaron posteriormente, cuando en 1977 compran un solar en la calle paralela, en Sanguino Michel, donde el colegio ha permanecido hasta 1996, fecha en la que se inaugura el actual centro,