Siderúrgica Balboa ha instalado en la cubierta de su tren de laminación una planta piloto para cultivar microalgas que se alimentan de los gases residuales de la planta y, junto con la luz solar y las aguas residuales, son capaces de crear materia orgánica, produciendo biocombustibles y reduciendo las emisiones contaminantes de la actividad industrial.

La empresa extremeña informó que es la segunda fase de un importante proyecto de investigación, pionero en la región, que comenzó hace dos años con la búsqueda de microalgas compatibles y absorbedoras de dióxido de carbono.

El proyecto es desarrollado por el Grupo Gallardo, junto con la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología de Extremadura, el Centro de Investigación Agraria de La Orden y la Universidad de Extremadura.

Las ventajas que presenta son múltiples porque genera aceites para la producción de biodiesel y las microalgas son capaces de fijar el dióxido de carbono de los gases residuales, con lo que se minimiza el impacto de las instalaciones en el cambio climático. El principio de funcionamiento del fotobiorreactor para el cultivo de las microalgas se asemeja a una placa solar en la que una lámina de agua sirve de medio para el cultivo.