Más de 300 gasolineras y cerca de un millar de trabajadores están llamados a secundar la huelga convocada por los sindicatos FIA-UGT y Fitega-CCOO para los días 7 y 8 de noviembre, al no llegar a un acuerdo con las patronales de las estaciones de servicio.

Los sindicatos reivindican, entre otras cosas, un convenio de tres años de vigencia, un incremento salarial del IPC real más el 0,75, un plus por festivo trabajado de 60 euros y la creación de una comisión de igualdad y de salud laboral que mejore la seguridad. Por su parte, la patronal acepta la duración del acuerdo, solo admite el plus por festivo si se trabajan más horas y propone un incremento salarial del IPC más el 0,30 el primer año, más el 0,40 el segundo año y más el 0,50 el tercero.

El secretario general de FIA-UGT Extremadura, Enrique Fernández, aseguró ayer a este diario que la situación en la región es muy grave. "Confiemos en que los trabajadores sepan lo que se están jugando a la hora de secundar la huelga porque el sector puede hundirse", indicó.

En cuanto a la patronal extremeña, Casto Bravo, presidente de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de Extremadura, manifestó que "seguramente la incidencia de la huelga será mínima". Además insistió en que "las peticiones que realizan son inviables y lo único que puede ocurrir con todo esto es que si se lleva adelante se pierdan empleos."