Se acabó. Ayer a mediodía decenas de vehículos oficiales abandonaban Badajoz una vez concluida la XXII Cumbre Ibérica y tras una intensa jornada marcada por la solemnidad --y velocidad-- de los actos oficiales y por el desastre organizativo.

La actividad informativa madrugó y a partir de las ocho de la mañana comenzó el movimiento en la Biblioteca Regional, lugar elegido para ubicar un desangelado centro de prensa. A las 9.10 horas llegaba a la Plaza Alta Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y apenas cinco minutos después hacía lo propio José Luis Rodríguez Zapatero. Tras ellos el grueso de la delegación española con dos representantes de la Junta: el vicepresidente, Ignacio Sánchez Amor, y el consejero de Sanidad y Consumo y candidato regional del PSOE, Guillermo Fernández Vara.

El cielo avisó --cayeron algunas gotas-- pero no llegó a descargar, aunque todo se aceleró de golpe mientras se dejaban notar las inquietas cigüeñas de la Torre de Espantaperros. A las 9.29, con puntualidad británica, hacía su aparición el primer ministro luso, José Sócrates, y en menos de 30 minutos él y Zapatero batieron el récord de velocidad de actos oficiales.

En ese tiempo escucharon los himnos nacionales; pasaron revista a la Compañía de honor del Regimiento Castilla de la Brigada Extremadura; subieron hasta el Museo Arqueológico por la Puerta del Capitel; lograron colocarse --no sin esfuerzo-- para la foto de familia ; y visitaron el museo pacense.

Luego llegó el momento del trabajo, y con él el desastre de la organización de Moncloa. A las 12.10 comenzaba la intervención de Zapatero y Sócrates ante los medios, pero antes la delegación lusa quiso mostrar un DVD para mostrar la importancia del centro de nanotecnología de Braga. Tres intentos fallidos les hicieron desistir.

Pero lo peor estaba por llegar. Cuando Zapatero empezó a hablar falló el sistema de sonido --durante más de cinco minutos-- ante la desesperación de radios y televisiones (alguna emitía en directo).

Y, para rematar, por primera vez en muchos años la delegación española no facilitó a los medios un dossier completo con todos los temas tratados en la cumbre, así que los periodistas tuvieron que conseguirlo... del amigo portugués.