Sólo padres, amigos y familiares. De las autoridades, ni rastro. Ningún representante municipal ni de la Subdelegación del Gobierno recibió ayer a los 45 jóvenes del autobús siniestrado a su llegada a Cáceres, aunque sí acudió al lugar el vicedecano de Filosofía y Letras. A las facultades llegaron telegramas de aliento de la Junta de Extremadura, aunque el más emotivo fue el enviado por la Executiva Nacional do Bloque Nacionalista Galego.

La expedición que el domingo marchó a Galicia estaba formada por 86 estudiantes, que se desplazaron a Carnota en dos autobuses. El primero llegó a las diez de la mañana de ayer. El segundo corrió peor suerte y se estrelló. Finalmente, sus pasajeros aparecieron sobre las 14.10 a bordo de un Norbabus de la empresa Hermanos Fernández.

Los estudiantes, tranquilos y con el rostro cansado, desembarcaban en el edificio de Servicios Múltiples. Aún les sobraron fuerzas para, nada más bajar del vehículo, desplegar una pancarta y --al grito unánime de Nunca Mais -- lanzar su protesta contra la tragedia del Prestige .

César Bravo, estudiante de Veterinaria, dormía en su asiento cuando el impacto le despertó. "Pensé que nos habíamos empotrado contra otro coche". Juan Manuel Serrano, de Guareña, sólo pensaba en su amigo David Carmona, ingresado en el Infanta. "Hemos tenido miedo".

Carlos Monalvo, de Valdetorres, explicaba: "Al abrir los ojos sólo vi muchas chispas y humo". Isabel Pérez, de Villafranca, sólo recuerda el ruido de los cristales rotos.

Pasado el susto todos afirman que volverían a repetir su experiencia solidaria.