Los intercambiadores como el que estudia instalar el Gobierno luso son sistemas que posibilitan que los trenes puedan adaptar sus ejes al pasar de una vía a otra con diferente ancho. En esta operación no es necesario detener el tren, ya que el cambio se realiza sobre la marcha, aunque a una velocidad reducida para evitar incidentes.

La existencia de intercambiadores en España no es nueva. Como ejemplo, Talgo tiene un sistema que le permite circular por los anchos de vía español e internacional. El ajuste se hace en marcha y dura pocos minutos.

El proceso comienza apoyando el tren en unos carriles externos y por medio de un sistema de perfiles se desbloquean las ruedas, que se deslizan lateralmente mediante unas guías que las adaptan al nuevo ancho de vía. Posteriormente las ruedas quedan fijadas a la nueva medida y el carril externo desaparece quedando éstas apoyadas en las vías.