La marcha del consejero delegado de Cetarsa, José Teófilo García Buendía, ha resultado tan inesperada como aplaudida entre los representantes de los trabajadores de la compañía tabaquera. El comité incercentros pedirá mañana explicaciones a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), accionista mayoritario de la empresa pública, sobre los motivos del cese del ejecutivo, que no se sabe si obedece a un abandono voluntario o a su destitución.

La SEPI colocó a Buendía en Cetarsa el 9 de octubre pasado con plenos poderes ejecutivos en un cargo de nueva creación por debajo del presidente, Isidoro Hernández-Sito, pero por encima de la directora general, Cristina Morientes. La noticia se recibió el viernes por la tarde en los centros de trabajo de Cetarsa, por lo que los sindicatos no han tenido oportunidad de contrastar con la SEPI los motivos del relevo.

El presidente del comité intercentros, Angel Jiménez, explicó a este periódico que Buendía ha entrado en Cetarsa "como un elefante en una cacharrería", ha aplicado una agresiva política de reducción de costes y ha ordenado el cierre de La Cañalera. Esta es la finca experimental que Cetarsa tenía entre Navalmoral y Talayuela, sede de la feria Expotabaco.

Jiménez sospecha que se trate de una destitución porque a García Buendía "Cetarsa le caía muy grande", pero en cualquier caso reconoció sentirse muy sorprendido. La compañía tabaquera, que cuenta con algo más del 60% del mercado de primera transformación en España, tiene en marcha un expediente de regulación de empleo y un plan de ajuste que afecta a varios de sus 7 centros.

Por su parte, Joaquín Bote, también miembro del comité intercentros, explica que Buendía "ha apretado mucho el acelerador de la privatización y se ha pasado".