Cada una de las seis etapas que cubre el ciclista italiano Willy Mullonia en su vuelta a España es una contrarreloj para la vida de Jacqueline, una activista colombiana amenazada de muerte por los paramilitares; Wissan, un homosexual encarcelado y torturado en Egipto; Bernardo, un periodista cubano disidente en prisión; Tatiana, víctima de malos tratos en Rusia y Abu-Ali, un condenado a muerte en EE UU así como para no dejar en el olvido a Alexander, un niño que fue asesinado por la policía en Honduras.

Son seis casos con nombre y apellidos de tantos como Amnistía Internacional lleva denunciados en sus veinticinco años de existencia y por los que Willy Mullonia partió de Barcelona el 31 de mayo en su bicicleta y ayer llegaba a Plasencia procedente de Salamanca.

"Es mi manera de sensibilizar a la gente en la defensa de los derechos humanos y de conmemorar el XXV aniversario de Amnistía Internacional, por lo que voy a recorrer 3.000 kilómetros en seis semanas y cada una correré por los derechos de una de estas personas". Hacia las seis de la mañana habrá salido hoy para Cáceres, a cuyo Paseo de Cánovas espera llegar sobre la una de la tarde camino de Huelva después de pedalear durante siete horas y así hasta acabar el 12 de julio en Valencia.

Quien esté dispuesto a poner su granito de arena podrá hacerlo con sólo rellenar una postal o enviar un mensaje de correo electrónico en favor de tantos casos como decida. Pero si lo que decide es pasar más a la acción, puede asociarse a Amnistía Internacional como los 96 que pertenecen a la delegación cacereña y como José Angel Floria, el único socio por ahora de la placentina y en cuya casa halló Willy ducha, comida y cama en su contrarreloj.

No es su primera vuelta por amnistía. Ya lo hizo de la Patagonia a Alaska: 30.000 kilómetros en año y medio. "Eso sí que era calor. Yo he estado a 46 grados en el desierto de Australia y a menos cincuenta en Alaska". Este ciclista italiano afincado, cuando para, en la sierra de Guadarrama es un libro abierto.