Aunque en estos dos meses de negociaciones previas no se han alcanzado puntos de encuentro para abordar una reforma fiscal en profundidad, la Junta ha optado finalmente por incluir dos de los compromisos adquiridos por Guillermo Fernández Vara en el texto articulado de la ley de presupuestos para su entrada en vigor en 2018: la rebaja del tramo autonómico del IRPF y la bonificación del Impuesto de Sucesiones entre padres e hijos y cónyuges al 99%.

La consejera de Hacienda, Pilar Blanco-Morales, explicó ayer que el Ejecutivo «no renuncia» a abordar con los grupos esa reforma tributaria de mayor calado en un futuro, pero señaló que había «compromisos que no pueden esperar» y por ello se ha optado por esta fórmula. Al mismo tiempo, para ello reclama al Estado un régimen fiscal con mínimos armonizados para todas las regiones e «igualdad de todas las herencias en España».

Respecto a la rebaja del tramo autonómico del IRPF, confirmó que será del 1% y que afectará más de 460.000 contribuyentes, aunque «no a todos por igual», ya que el impacto del tipo medio soportado es menor cuanto mayor es la renta. Así, una persona con una base liquidable de 12.000 euros pasa de un tipo medio del 10,5% al 9,5%.

Sobre el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, Blanco-Morales reafirmó que las herencias de padres a hijos, de hijos a padres y entre cónyuges solo pagarán el 1% de lo que resulte de aplicar la tarifa del impuesto, un trámite que la Junta hará de oficio a partir de ahora. A ello hay que sumar además la aplicación de todas las bonificaciones estatales y autonómicas, que se mantienen tanto para Sucesiones como para Donaciones. No obstante, la consejera recordó que para beneficiarse de ellas es necesario presentar la liquidación del impuesto en los seis meses siguientes al fallecimiento.