Susana Díaz es «una clásica del PSOE», igual que Eugenio Álvarez, Paco Fuentes o Ramón Ropero, sus «maestros» en eso de la militancia socialista. Los tres, junto a la plana mayor del partido en la región y cientos de militantes estuvieron acompañando ayer a la andaluza en su vista a Extremadura, «una tierra hermana, vecina», que consideró su casa y a la que pidió «lo más grande que se puede pedir a la familia socialista»: el voto para convertirse en la primera mujer en liderar el PSOE y «levantar» un partido que «está en condiciones de gobernar».

Díaz es la segunda candidata a la secretaría del PSOE que pasa por la región tras la visita de Patxi López el pasado febrero y lo cierto es que recibió un apoyo masivo de dirigentes y bases en una jornada digna de campaña electoral: encuentro con militantes en Villafranca de Los Barros, comida con simpatizantes en Valdesalor y acto público en Mérida. A este último asistieron cerca de mil personas, entre ellos casi todos los dirigentes del partido en la región.

El propio Guillermo Fernández Vara y sus cinco consejeros; la presidenta de la Asamblea, Blanca Martín; los presidentes de las dos diputaciones, Miguel Ángel Gallardo y Rosario Cordero; diputados y senadores extremeños como Juan María Vázquez; alcaldes como Antonio Rodríguez Osuna o el propio Ropero, concejales, portavoces y militantes de diversos puntos de la región arroparon a Díaz y le brindaron su apoyo. A ellos se sumaron dirigentes históricos como Paco Fuentes o Eugenio Álvarez, a los que puso como ejemplo de lo que supone ser «cien por cien del PSOE».

En la presentación de su candidatura, Díaz criticó «el atropello» que suponen los presupuestos generales del Estado tanto para Extremadura como para Andalucía y pidió ayuda a los militantes extremeños para «levantar» el partido. Tras recordar las herencias de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, defendió que el PSOE está en condiciones de volver a gobernar porque tiene «razones, soluciones y argumentos» para dar respuesta a los nuevos retos que plantea la sociedad y sobre todo, a «la injusticia y la desigualdad social». «Que este partido recupere el orgullo de lo que ha sido», clamó.

En su discurso, Díaz también apeló a la unidad y tras presentarse como «la secretaria general de todos», recordó que los adversarios no están en casa, sino «a la derecha y en la izquierda inútil». «No hay socialistas buenos ni malos, quiero ser secretaria general de todos, me voten o no, para que no se aparte a nadie», aseguró.