En el año 2015 se iniciará la reforma fiscal, y en Valladolid el presidente Rajoy ha justificado esta decisión en el cambio de tendencia de la economía, lo que le permite pensar en la reforma para disminuir la carga fiscal que, dice, se ha visto conminado a incrementar desde su llegada a La Moncloa, a causa de la crisis.

¿Por qué una reforma fiscal en 2015? Además de la explicada por el presidente, podemos intuir otras razones adicionales, pues esta no parece justificar el que la comisión de expertos creada en julio de 2013 para desarrollar el contenido de la reforma, agote plazo en febrero para presentar su propuesta ¿al crearla ya se sabía que a comienzos de 2014 podría publicitarse el ansiado cambio de tendencia? Algunos argumentan que si, dado el comportamiento cíclico de la economía, pero mucho han mudado y especulado los mercados globales desde que Nikolai Kondratieff elaborara su teoría de los ciclos, (sólo uno de los 3 tipos definidos, cortos, intermedios y largos, sustentaría este argumento). Yo quiero creer que el anuncio estaba marcado en otra hoja de ruta, de marketing electoral (ya saben, cada 4 años renovamos voto).

Ya hay filtraciones de la propuesta que ultima la citada comisión, y además, la asociación de asesores fiscales también ha elaborado su oferta de reforma, propugnando medidas en cuanto al tratamiento impositivo y consideración de rentas de trabajo, sociedades, rentas inmobiliarias, dividendos, planes de pensiones etc.

En tanto conocemos la propuesta definitiva, y qué parte de la misma asume el gobierno, quiero compartir esta reflexión sobre la finalidad y consecuencias de la reforma de la fiscalidad española; creo que hay que ir hacia una estructura fiscal que priorice los impuestos directos que graven de manera progresiva las rentas obtenidas, disminuyendo el peso de impuestos y tasas indirectos sobre el consumo que obvian el nivel o tipos de ingresos recibidos, cayendo de manera implacable sobre los ciudadanos sin tener en cuenta si trabajamos o estamos parados, si tiramos basura o rebuscamos en el contenedor, si tenemos calefacción central o no nos llega para encender el brasero, si coleccionamos obras de arte o no nos alcanza para dar libros de textos a nuestros hijos, si tenemos tarjeta y número pin o nos ponemos a la cola de reparto de alimentos solidarios. ¿Cómo justifica el Gobierno el teatrillo representado con las eléctricas, que se baje el precio del consumo y el gobierno nos suba a todos el término fijo de potencia?

LA REFORMA impositiva también ha de cambiar la filosofía fiscal en cuanto a la definición y tratamiento del fraude, de la evasión de capitales y de las rentas especulativas; catalogar los patrimonios que pueden integrarse en las Sicav (mal utilizadas para enmascarar ingresos y productos que deberían ser objeto de imposición directa); favorecer el ahorro orientado a la economía productiva y la creación de empleo como instrumentos de generación de renta y sostenibilidad del propio sistema fiscal, eliminando la dejadez, desregulación o consentimiento actuales de la actividad económica sustentada en la especulación y manipulación del precio de las cosas.