"Dayron le va diciendo a la gente que tiene mucha suerte de tener dos mamás". Tiene solo cinco años y es el hijo de Soledad Sánchez y Nuria Gil, una pareja de Hervás que descubrió hace seis años que el amor que sentían iba más allá de la amistad que las unía desde la infancia. "Una es mami y otra mamá", cuenta Soledad, de 25 años. El pequeño es fruto de una relación anterior de su pareja, pero es su hijo "por mucho que la gente diga que no puedo quererlo porque no nos corre la misma sangre", critica.

Reconoce que, como todo el mundo, la familia ha pasado por momentos difíciles pero siempre ha contando con el apoyo de sus familias y de sus vecinos. "No hemos sentido discriminación ni nos miran raro, la verdad es que en nuestras casas también hemos tenido mucha suerte".

Ellas son el claro ejemplo de que las familias homosexuales, salvo casos puntuales, se sienten aceptadas, integradas y respetadas tanto los padres como los hijos. Lo dice Santiago Agustín, autor del primer estudio sobre familias lesbianas, gays, bisexuales y transexuales elaborado por la Fundación Triángulo y también es el primer sorprendido con los resultados. "No pensábamos que fueran tan positivos. Cuando se habla de ideas y se generaliza hay gente que sigue siendo reacia, pero lo cierto es que cuando se conoce a la persona de cerca, las opiniones cambian", señala el investigador y profesor del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación Universidad Autónoma de Madrid.

Defiende que ser hijo en una familia monoparental o de una pareja homosexual es diferente pero no tiene por qué suponer una diferencia en el trato recibido, y así parece en Extremadura, aunque hay escollos que sortear. "Aunque en general la aceptación social es clara, sigue habiendo familiares que no aceptan la realidad y es necesario, además, que en la escuela se enseñe más la diversidad familiar", explica Agustín tras analizar los principales resultados del trabajo que analiza en profundidad la experiencia de ochos familias homoparentales extremeñas.

"Sabemos que llegará el día en que Dayron comenzará a hacernos muchas preguntas. En la escuela escuchará comentarios y estamos preparadas para responderle, pero para él su vida es plenamente normal y es un niño muy feliz, como lo somos nosotras. Es muy cariñoso y hasta nos da las gracias por cuidarle", relata la orgullosa 'mami'.

Pese a la buena experiencia de esta familia de Hervás, Soledad reconoce que todavía falta camino por recorrer para conseguir la igualdad familiar, aunque la legalidad del matrimonio homosexual, desde el 2005, ayuda mucho a lograrla. "Todavía vemos alguna cara de sorpresa si no nos conocen", comenta. Además de la aceptación, la regularización también ha sido decisiva para el arraigo de las familias homoparentales, ya que los hijos de estas parejas están más protegidos desde entonces.

Esta cuestión es importante para Soledad y Nuria que buscan aumentar la familia. Ya se han sometido a cinco inseminaciones, sin suerte de momento, y ahora probarán la fecundación in vitro, mientras miran con lupa que los ajustes del sistema sanitario público no limiten sus expectativas. "Tenemos un poco de miedo ahora porque la reproducción asistida es muy cara y parece que quieren meter la tijera, pero seguiremos intentándolo pase lo que pase". De momento desechan la adopción porque es muy lenta y costosa, pero no se olvidan de esta opción porque "nos gustan las familias grandes y Dayron está deseando tener un hermanito".

No les resulta fácil, pero lo sería mucho menos si ambos fueran hombres. Las parejas gays tienen más impedimentos para tener hijos. "Tienen que irse fuera de España porque aquí no está permitido la gestación de subrogación --lo que se llama vientre de alquiler-- y plantearse la adopción es un proceso muy largo", cuenta Soledad.

Es otro escollo más a superar por estas familias, para las que Soledad lanza un mensaje esperanzador: "que luchen porque tener un hijo es lo mejor de esta vida". Mientras varios matrimonios están en este camino, el investigador del estudio explica que la mayoría de las familias homosexuales extremeñas tienen hijos porque venían de relaciones anteriores, pero el panorama comienza a cambiar ahora con las parejas más jóvenes, "que ya recurren a técnicas de reproducción o a la adopción".

La publicación del primer estudio de este tipo en la región ha coincidido con la celebración del Día Internacional de las Familias, en el que el colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales continua reclamando unidad política y que el PP retire su recurso contra el matrimonio igualitario.