Recién nombrado presidente de la Federación Nacional de Cultivadores de Tabaco, este extremeño de 55 años y natural de Talayuela debe afrontar el momento "más difícil" para el futuro del tabaco: Europa decidirá en noviembre si prorroga las ayudas al sector.

--Sea realista. ¿Qué opciones hay de que la UE amplíe el periodo de ayudas hasta el 2013?

--Lo tenemos muy mal, muy complicado. Tiene que ser una decisión del Consejo de Ministros de Agricultura con el voto favorable de un número amplio. Todo depende de que los que se oponen entiendan que es vital que los fondos sigan destinados a este cultivo.

--¿No es descabellado pensar que Reino Unido o Dinamarca vayan a cambiar su opinión?

--No hemos sabido explicarles para qué sirven esas ayudas. Los tabaqueros no producimos fumadores. Allí donde desaparece el cultivo se sigue fumando y, si nosotros dejamos de aportar el 25% del tabaco que se consume en Europa, habrá que importarlo. Además, las poblaciones productoras se quedarán sin actividad económica, ya que no hay alternativas. Toda la mano de obra que hay en torno al sector tendrá que emigrar.

--¿Deberían haber trabajado más en esa línea, en convencer a estos países contrarios al cultivo?

--Es posible. Nos hemos dormido un poco en los laureles. Desde el 2003 sabíamos lo que iba a ocurrir. Quizás no lo hemos trabajado lo suficiente, pero ya solo queda hacer un sobreesfuerzo para convencer a los estados antitabaco.

--¿Prorrogar las ayudas no es prolongar la agonía del tabaco?

--Si logramos que este cultivo, que tiene una OMC especial, entre en el paquete global de la agricultura, su futuro solo dependerá de la decisión que tome la UE sobre la agricultura en general y nos dará tiempo para prepararnos mejor.

--¿Por que no se plantea un plan especial para estas zonas?

--Sería lo recomendable. Ya deberíamos haber empezado a trabajar en eso. Pero ¿qué actividad puede generar esa riqueza, esos empleos y fijar así la población?