El tomate cultivado con criterios de sostenibilidad en Badajoz está presente en los principales mercados internacionales de Europa, Japón, Rusia, Brasil, Argentina, México, Omán o Estados Unidos, entre otros, e incluso se exporta en forma de polvo a China.

Así se ha puesto de manifiesto durante una jornada celebrada en Badajoz con la participación de punto de encuentro de expertos europeos en el ámbito de la alimentación y la sostenibilidad.

Una de las principales características de este tipo de tomate recae en el proceso de maduración al sol mediante el cual "lo único que se cultiva en invernadero es la planta, cuyo trasplante tiene lugar entre marzo y principios de mayo", ha asegurado a Efe el director de Sostenibilidad de Agraz, Víctor Rubio.

Esta compañía, que forma parte del grupo Conservas Vegetales de Extremadura (Conesa), cuenta con 2.500 hectáreas de cultivo de este tomate y desarrolla una producción conjunta que asciende a las 800.000 toneladas al año, una cifra que representa "algo menos del 50 por ciento de la cantidad local recolectada".

Su tratamiento sostenible radica en un ahorro de agua, en el uso racional de pesticidas, insecticidas o fertilizantes, así como en la creación de barreras naturales para la protección del entorno, que favorezcan el hábitat natural de las especies sin alterar su propio ecosistema.

"Las fincas disponen de distintos sistemas de riego por goteo y sondas para conocer la humedad que posee la tierra que, junto a estaciones meteorológicas, comprueban el momento preciso en el que la planta necesita agua y se le proporciona la cantidad justa", explica el director comercial del Grupo Conesa, Juan Antonio Velerda.

Respecto a los productos químicos para combatir las plagas o el uso de fertilizantes, "no se realizan tratamientos preventivos como solían hacer los campesinos tradicionales, y utilizamos trampas que atrapan los insectos con fermonas", apunta Velerda, quien añade que cada cierto tiempo se contabiliza tanto el número de parásitos como su tipología para, a continuación, "combatir la plaga con una dosis necesaria".

A su juicio, esta acción repercute en una mejora económica para el agricultor y, desde el punto de vista de la sostenibilidad, el producto genera un "mínimo contenido de residuos" que, en la actualidad, se "trabaja para obtener un desecho cero a corto plazo".

"Cualquier variedad de tomate se puede cultivar de una forma sostenible, aunque se trata de buscar aquella que se adapte mejor al resultado que el cliente demanda de acuerdo con parámetros de calidad como el color, la viscosidad o las propiedades internas", especifica este experto.

Manuel Vázquez, director general del Grupo Conesa, señala que, a diferencia de los tomates conocidos como "de mesa", el sostenible se extrae maduro porque "no hay ningún proceso intermedio entre la recolección y la industria" y, en este sentido, aclara que "desde que se recogen hasta que se procesan transcurren entre unas cuatro o cinco horas".

"El color, la textura o la firmeza son otras de las cualidades de esta hortaliza pacense", indica Vázquez, quien apunta que durante el proceso industrial se retira tanto la piel como el agua y se lleva a cabo la trituración; "nuestros tomates tienen menos agua que los de mesa porque mientras menor sea su cantidad, mayor es el número de azúcares naturales, los cuales concentran un mejor sabor".

Este tipo de producción ha permitido que sean proveedores de grandes multinacionales como Knorr, una empresa del Grupo Unilever dedicada a la fabricación de sopas, caldos concentrados y cremas. De hecho recibe el 50 por ciento de la producción que sale de la fábrica de Agraz, dentro de su compromiso para 2020, cuyo objetivo pasa porque todos los vegetales, carnes y especias procedan de fuentes sostenibles.

"Extremadura, una región muy reconocida y rica en la producción tomatera, acoge el 70 por ciento de su cultivo en España, por lo que desde Europa se decantó por la provincia de Badajoz, dado que el clima y las condiciones de tierra favorecen su crecimiento", ha explicado a Efe la responsable de Comunicación de Knorr España, Ana Montañá.

Montañá ha recordado que ambas empresas trabajan juntas desde hace más de ocho años y desde el 2010, colaboran en el Plan de Agricultura Sostenible de esta compañía de alimentación.