El perfil más llamativo ahora: ama de casa de entre 40 y 50 años en cuyo hogar hace tiempo que no hay suficientes ingresos para llegar a final de mes porque la crisis golpó el sustento familiar. De manera que ella entra a trabajar por horas en diversas casas haciendo labores de limpieza. Así logra un dinero extra. Pero ese empleo queda en el limbo, no aparece en las estadísticas oficiales de la Seguridad Social porque no está dada de alta; no tiene ninguna cobertura ni derecho a paro ni a pensión. Son manos invisibles.

Es la realidad de aproximadamente la mitad de las empleadas de hogar de Extremadura. Un trabajo que se convierte en el último eslabón del precariado y que afecta fundamentalmente al sector femenino. «Hemos visto de todo», asegura María José Ladera, secretaria de Igualdad, Política Social y Salud Laboral de UGT Extremadura. «No están dadas de alta o bien porque el empleador no quiere pagar más por las cotizaciones o bien porque a ellas no les interesa porque necesitan seguir cobrando alguna prestación social para llegar a fin de mes», añade Ladera.

Precariedad

Según los últimos datos oficiales de afiliados a la Seguridad Social, en Extremadura hay 5.037 personas en el régimen de empleadas de hogar (la cifra se mantiene similar desde 2012), pero desde UGT mantienen que representan solamente el 50% de quienes se dedican a esta labor. De esta cifra, 4.879 son mujeres y 158 hombres (76 en Badajoz y 82 en Cáceres).

A nivel nacional las últimas cifras hablan de que una de cada tres continúa en la economía sumergida, de manera que la realidad extremeña es aún más precaria. «La situación no ha mejorado en el último año, no podemos decir que haya más calidad del trabajo en este sector», asegura Ladera. «Y es una situación que afecta, tal y como reflejan los números, a las mujeres, que por mucho que trabajen se quedan sin cobertura».