(1) Reintegro en efectivo autorizado mediante una huella dactilar porque, según se ha escrito en el impreso, el cliente tiene el "brazo estropeado". Se desconoce de quién es la huella (el titular de la cuenta asegura que no ha tenido ningún problema físico en su brazo) y, además, para que una firma de este tipo tenga validez debe ir acompañada, según explica Antonio Rubio, de la rúbrica de otras dos personas con sus respectivos DNI. (2) Dos impresos, uno por el que se ingresan 300 euros y otro por el que se sacan de la misma cuenta al día siguiente sin que figure la firma del cliente. (3) Reintegro de quinientos euros que carece de fecha. (4) Cheque de un préstamo por valor de 21.831 euros. Debajo, libreta del mismo cliente en la que aparecen ingresados únicamente 18.585. (5) Movimientos de la cuenta de un cliente entre los que aparecen numerosas transferencias ´ordenadas´ por su padre, que había fallecido hacía varios meses. (6) Dos reintegros de 4.000 euros realizados el mismo día con 43 segundos de diferencia entre ellos.