El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, volvió a poner de manifiesto ayer en su visita a Mérida «el compromiso» de su departamento con las necesidades de Extremadura en materia de infraestructuras y en ese sentido, recalcó que antes de que finalice este año 2017 le gustaría cubrir varios «hitos importantes» en relación a tres proyectos de carreteras que ya están en marcha y que presentan diferentes estados de ejecución.

Así, habló de la variante de la carretera N-432 en Zafra, cuyo proyecto saldrá a información pública de forma inminente y en la que el Estado invertirá 18 millones de euros. Esta vía, que se planteó en 1999 para desviar el paso de los camiones por la localidad pacense, lleva atascada 15 años, un periodo en el que se ha duplicado la intensidad media del tráfico, que ya es de casi 11.000 vehículos. Se han elaborado varios proyectos, pero la obra para este ramal de 7,9 kilómetros nunca se ha licitado.

Otro de los proyectos a los que se refirió De la Serna es la conexión entre la A-66 (Almendralejo Sur) y la N-584, que también saldrá a información pública con un coste de 3,6 millones de euros. Por último, el ministro habló de la N-521, en este caso la conexión entre la variante de Malpartida de Cáceres y la A-66. Con un presupuesto de 38 millones de euros, está pendiente de la aprobación definitiva del proyecto, que también se espera que esté en este año.

La construcción de la variante de Malpartida, con su futura transformación en un tramo de la A-58, se planteó hace 15 años y para el inicio de las obras aún no hay fecha. Según la memoria presentada en 2016, el proyecto se acomterá en dos fases. En la primera se duplicará la calzada de la N-521 en un tramo de 3 kilómetros, con lo que se transformará en autovía. A partir de este punto, se hará un nuevo tramo de 6,5 kilómetros que bordeará Malpartida por el norte y que tendrá un carril por cada sentido, pero con un diseño compatible con una posible duplicación futura.