De una brillante reputación en el ámbito de la investigación, Trinidad Nogales fue la gran sorpresa en la pasada legislatura tras la victoria de José Antonio Monago. No iba en las listas electores del PP y la designó como gran aval independiente para la Consejería de Educación y Cultura. Cuatro años después, esta emeritense doctora en Arqueología, miembro de la Real Academia de la Historia y del Instituto Arqueológico Alemán y Conservadora del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, acaba de ser designada como número 2 en las listas por la provincia de Badajoz, justo por detrás del propio Monago, un espaldarazo a su trabajo en esta legislatura.

--¿Qué significa para usted ir como número dos en las listas?

--Es una nueva oportunidad de implicarme en el proyecto del presidente José Antonio Monago después de que me brindara la oportunidad de formar parte de su gobierno en 2011. Creo que su proyecto necesita una nueva legislatura para concluir una serie de programas para la transformación de nuestra tierra, que son muy necesarios, y voy modestamente a aportar lo mejor que pueda de mí, de mi madurez, del momento vital en el que me encuentro porque creo que puedo ser muy útil para Extremadura. Ha sido una decisión importante, pero no puedo ocultar que tengo ilusión por hacer muchas cosas por mi tierra. Y es la línea en la que quiero seguir trabajando.

--Desde el punto de vista personal, ¿qué representa, siendo independiente, ir en las listas del Partido Popular?

--A mí cuando me llamó el presidente hace cuatro años le dije que en mis esquemas había dos líneas que yo quería que él tuviera en cuenta porque iban a ser mis guías. Por una parte mi independencia y por otra parte el carácter técnico de mi aportación al gobierno. El aceptó ese planteamiento de que yo no era una persona de partido, aunque quiero aclarar que yo no rechazo el planteamiento de los partidos o su articulación absolutamente necesaria en nuestro sistema democrático, pero por distintas circunstancias vitales yo nunca había militado en ningún partido, me había mantenido siempre al margen porque soy una profesional que ha trabajado siempre al servicio de la administración a la que se debe, sea cual sea su color político. He recibido ofertas profesionales de todas las administraciones y de otros partidos a lo largo de mi vida, pero mi identidad vital está marcada por esas dos líneas: independencia y profesionalidad, lógicamente con la debida lealtad, en este caso a este proyecto que me ha permitido trabajar con mucha ilusión por mi tierra, por mi ciudad, porque yo soy de Mérida, y también porque me ha permitido, por qué no decirlo, conocer mucho mejor Extremadura.

--¿Qué ha conocido de la región?

--He detectado que a Extremadura le ha faltado planificación durante muchos años, en cuanto a inversiones, en cuanto a establecer una jerarquía y un orden de valores, para soslayar lo secundario de lo principal y para que todos los extremeños formaran parte de la sociedad extremeña sin exclusión alguna y sin sectarismo, que creo que es un daño que a veces se ha hecho a la sociedad, que no han beneficiado a nuestra tierra. Y los localismos me espantan, eso por supuesto, y que tanto daño han hecho, y no desde ahora sino desde el siglo XVI, a nuestra tierra. Extremadura tiene muchísimos componentes, todos son necesarios y ninguna es excluyente de otro aunque cada uno tiene que encontrar su valor. No hay que anteponer una ciudad provincial sobre otra, ni una capital a otra, ni un núcleo a otro, porque las ciudades son tan diferentes unas a otras, pero tan complementarias a la vez, que si una no existiera tendría que existir una similar. Y además es que son el resultado de la historia. Y los que vienen de fuera nos han contado que han notado cambios en ese sentido en los últimos años en Extremadura.

--¿Puede, por tanto, entender usted mejor que nadie esa concepto que repite Monago de que las ideas están por encima de las ideologías y las personas por encima de los partidos?

--Es que yo creo que en eso. Que las personas que tenemos una determinada cualificación profesional y personal y nos implicamos en un proyecto debe de ser lo que significa realmente una sociedad civil, el ser leal con tu tierra, el trabajar fuera de visión sectaria y dicotómica que hace que a veces se desaprovechen oportunidades de gente muy válida.

--Sin embargo, en los últimos años, lo que ha habido es una desafección de esa sociedad civil hacia el mundo de la política en general...

--Cuando uno está dentro, claro, tiene otra percepción y mi visión desde dentro, como no podía ser de otra forma, ha cambiado y además tiene más elementos de juicio para valorar las cosas. En cualquier caso, yo soy muy autocrítica y la sociedad tiene buena parte de razón en la desafección hacia la actividad política porque ha incurrido precisamente en lo que hemos hablado antes: el sectarismo, la exclusión del otro, el no alcanzar una serie de acuerdos esenciales en determinadas materias y, por supuesto, el fenómeno de la corrupción que ha sido muy dañino para esa percepción negativa de la actividad pública. Dicho esto, este paso que dí y que ahora continúo lo establezco como una etapa de mi vida, no como el principio ni el final de mi actividad vital; afortunadamente tengo muchas actividades complementarias y ojalá tenga mucha salud para luego poder desarrollarlas. Creo que ésta es una experiencia importante y reivindico el valor de la actividad pública, bien entendida, y que la gente se implique, aunque entiendo que sea difícil dar el paso, porque a mí me pasó en su día.

Yo recomiendo a las personas que piensen que pueden aportar algo a la sociedad, que se impliquen y más en estos momentos de dificultad. Porque como señaló Monago en una entrevista, los políticos no son extraterrestres que vienen de Marte y se han sentado en el sillón, son ciudadanos normales, como yo, que sigo siendo la misma ciudadana de siempre, aunque implicada en un proyecto porque creo en el equipo y en el trabajo del presidente Monago. Además, dos legislaturas es una buena planificación de presente y de futuro, y permite a los extremeños ponderar y valorar una gestión. El presidente, además, te imbuye de optimismo, de ilusión, de entusiasmo. Así cuando estás agotada, siendo una modesta consejera, piensas cómo tiene que estar este hombre... Y te lo encuestas siempre al pie del cañón, y esa es una diferencia entre las personas que tienen capacidad de liderazgo, las que tienen capacidad de infundir en su equipo esa capacidad de creer en el proyecto, ese entusiasmo y con una apertura de mente importante. Yo me considero una persona de centro, nunca me he considerado una sesgada hacia ningún extremo, y por eso me he encontrado a gusto y cómoda. Si no hubiera sido así pues lógicamente no hubiera estado.

--¿Qué ha aprendido en estos cuatro años?

--Muchísimo. Me decía un día Pedro Tomás Nevado-Batalla, ahora presidente del Consejo Consultivo, que esto era un máster, y es cierto, porque se aprende mucho. Se aprende a tener una visión más completa, no una parcelita en la que tú estabas dedicado en tu área. Y quiero decir dos cosas: primero, que la administración extremeña tiene magníficos profesionales, muy cualificados; y en segundo lugar, que me siento muy satisfecha del equipo que hemos logrado tejer en la consejería, cada uno sabiendo cuál es su misión, de la misma manera que yo sé perfectamente cuál es la mía dentro del consejo de gobierno.