Uno de cada dos trabajadores extremeños no ha firmado un contrato en los últimos dos años. O casi. Según el informe elaborado por la multinacional Randstad, a partir de los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 48,6% de los parados extremeños lleva más de 24 meses sin empleo, la tasa más alta de la historia en la región. Esta situación afecta en la actualidad a 62.600 personas. Solo Asturias con una tasa del 49% presenta un porcentaje aún mayor, aunque en historias personales son más los extremeños que los asturianos -29.500- quienes desde hace dos años no logran encontrar empleo.

El estudio de Randstand coteja el segundo trimestre de los diez últimos años. Estableciendo una comparación entre los datos arrojados en el primer y en el último ejercicio de la línea temporal, el aumento de parados de larga duración ha ascendido un 31,1% en estos últimos diez años, es decir, su número se ha multiplicado por 5,2. Así, en 2008, 12.000 ciudadanos llevaban más de dos años en paro; y en 2017, 62.600 extremeños están en esta situación. La curva del drama del paro de larga duración no ha dejado de pronunciar su peralte desde el inicio de la crisis.

Respiro efímero

Siguiendo la línea temporal del estudio, en el segundo trimestre de 2008, el 17,5% del total de parados extremeños pertenecía al grupo de larga duración. En 2009, la cifra se redujo casi en cuatro puntos (3,9%) y se situó en el 13,6%. Ese año, la tasa de empleo de larga duración fue la más baja de toda la serie histórica, tanto en la región como en el conjunto nacional. Sin embargo, ese descenso fue el canto del cisne.

A partir de 2009 y salvo un respiro en 2015, el paro de larga duración en la región no ha dejado de aumentar.

Siempre tomando como referencia el informe Randstad, en 2010, el porcentaje de parados de larga duración se situó en el 18,2% (20.600 personas); en 2011, la cifra superó la barrera del 20% y se colocó en un 23,3% (27.100 personas). Seis puntos creció un año después y llegó a situarse en el 29,8% (49.700 personas).

Año a año, las barreras psicológicas de las decenas se han ido derribando y así, en el segundo trimestre de 2012, 49.700 extremeños (29,8% sobre el total de población sin empleo) eran parados de larga duración y doce meses más tarde llegaba al 34,4%, es decir, 60.400 personas. De 2013 a 2014 la subida fue tan pronunciada que rozó los diez puntos porcentuales y el 43% de la población desempleada llevaba más de dos años sin firmar un contrato. 3.100 personas más que doce meses antes.

En 2015, las cifras dieron un respiro y descendieron un punto. Sin embargo, 2016 retomó la tendencia alcista con fuerzas renovadas y al finalizar el segundo trimestre, el porcentaje de parados de larga duración rondaba el 45% del total de personas registradas por el INE, es decir, 62.600 personas.

Datos comparados

En relación con la media nacional, las cifras extremeñas siempre son superiores. Así, mientras que en el segundo trimestre de 2017 la cifra de paro de larga duración en España fue del 40,7% --3.914.300 ciudadanos-- del total de desempleados, en Extremadura es del 48,6%, esto es, 62.600 personas de un total de 128.900 ciudadanos sin empleo. Las cifras globales de paro han disminuido y por ese motivo, es más elevado el porcentaje de desempleados de larga duración en 2017 que en 2015, aunque el número total de ciudadanos sin empleo se haya reducido en 20.200 personas.

En opinión de Ana Isabel González, secretaria de Empleo de CCOO, «nuestro mercado laboral tiene mucho menor dinamismo que otros mercados porque no está sustentado en un desarrollo industrial potente y todo el empleo que se crea es en la agricultura y en el sector servicios, que no generan valor añadido y dificultan el mantenimiento y la estabilidad del empleo».

Perfil

Según Teodoro Casares, secretario de Formación y Empleo de UGT Extremadura, el perfil del parado de larga duración responde al varón mayor de 45 años que ha desarrollado su vida laboral en el sector de la construcción y los jóvenes entre los 20 y los 30 años.

«En el caso de los mayores de 45 años, de los trabajadores que perdieron su puesto en el sector de la construcción, son personas con una formación muy específica y muy habituados a trabajar pero el mercado no es capaz de absorberlos», declara Casares. «Además, la cosa se complica cuando pretendemos de ellos un reciclaje radical que pasa por dominar idiomas o tener conocimiento sobre exportaciones o el mercado exterior, por poner un ejemplo gráfico».

«Debemos lograr que el mercado sea capaz de absorber a estos trabajadores según sus cualificaciones porque es muy difícil un reciclaje integral de las habilidades de los trabajadores mayores de 45 o 50 años». «Ellos asisten a los cursos de formación a los que son convocados pero no se les puede pedir la misma capacidad que cuando uno es joven», señala.

Hablando de jóvenes, este es el segundo grupo más afectado por el desempleo de larga duración en la región. «Esto se debe a que no tienen experiencia previa precisamente por su juventud y a pesar de ser la generación mejor preparada, encuentran muchas dificultades para introducirse en un mercado laboral que sobre todo pide experiencia previa», declara el responsable de Formación y Empleo de UGT Extremadura.