Ya me decía mi madre cada vez que me ponía en primer lugar: «Pepe, el burro delante para que no se espante». Con ello consiguió que nunca más me pusiera en primer lugar cuando escribo, excepto hoy.

A las únicas elecciones que me he presentado en mi vida fueron a las de delegado de mi clase con 17 años. Recuerdo que nos presentábamos a las elecciones Maite y yo. Ella era madura y tenía mucho sentido común. Destacaban sus cejas y sus andares.

Yo no tenía nada de eso, pero tenía el apoyo de los gamberros de la clase y de aquellos que querían convertir la elección de delegado en un sinsentido, como Temprano, Ballesteros o Rodilla. ¿Creéis que en estas elecciones a delegado triunfó lo mejor para la clase?

La respuesta es similar a lo ocurrido con el Brexit o con Trump o a lo que ocurrirá próximamente en Francia con Le Pen. Espero que en España «no se pueda», aunque ellos griten «si se puede». Fui delegado.

Creo que la democracia es mala. Puntualicemos, creo que es un sistema agotado. Sigamos puntualizando, fue un sistema extraordinario. Quizás tan extraordinario como la monarquía absoluta. Ese sistema que permitió a España ser la primera potencia mundial gracias a Carlos V y a Felipe II. Y también se agotó y muy tarde, diría que tardó en agotarse desde que nos reinó Felipe III hasta Isabel II, más o menos. No quiero esperar tanto hasta que llegue la sustitución a la democracia.

Y para dejar claro que no estoy escribiendo esto porque no me gusten los resultados, decirte que hace dos años en este mismo periódico dije que necesitábamos con urgencia a un filósofo que planteara un sistema político que mejore la democracia.

Habrá que pedir perdón a Juan Ramón Jimenez por haber comparado a Trump con Platero. Lo triste es que donde pone Trump podríamos poner a muchos y por ello debemos mejorar el sistema de elección de los que nos gobiernan.

Te acuerdas de pequeño que querías ser mayor para hacer lo que te diese la gana. Qué fácil parecía. ¿Qué tal vas con eso?