A finales del siglo pasado los psicólogos, encabezados por su presidente Martin Seligman, se dieron cuenta de que la psicología se centraba básicamente en las enfermedades de la mente (depresiones, ansiedad, trastornos) y que podría abrirse una nueva vía que tratase de incrementar la felicidad, la alegría y el famoso bienestar de las personas. Surge así el concepto de psicología positiva.

Uno de sus mensajes: debes buscar un trabajo que te apasione. Resulta que muchos no tienen un trabajo que les apasione. Y si no tienes pasión en el trabajo, ¿puedes ser feliz?

Otro es el de que debes tener una idea en mente y evitar contradicciones. Hay muchas veces en mi vida que he tenido dos ideas completamente opuestas en la mente, ¿he podido ser feliz? Nos han dado una serie de pautas, de frases hechas, incluso se ha creado una gran industria alrededor de estos conceptos. Esta industria es la de la autoayuda, pero no entiendo el prefijo de «auto» ya que sin un experto al que pagues (psicólogo, coach, mentor, etc.) no funciona.

Urge una revisión a fondo de algunas de estas, ¿estupideces?, que muchas veces generan tanta presión. Y esta revisión conviene que no se vuelva a realizar desde la psicología. Quizás está vez tengamos que retomar lo que estamos arrinconando desde hace unas décadas, la filosofía. En mi vida me han ayudado más aquellos textos que me han hecho pensar, que han conseguido que quizás lo siguiente tenga relación con lo anterior. A mi madre siempre le hizo muy feliz que le devolviera los «tupperware» y botes que me había dado con sus comidas.

Y tú, ¿funcionas bien con dos ideas opuestas en tu cabeza?