Es sábado por la noche. Pedro Barrero ha tenido que salir de casa con su hijo, un joven de 19 años que tiene autismo y está sufriendo una crisis. Durante el día, ya ha acudido en dos ocasiones al Hospital Psiquiátrico de Mérida para que le suministren unos calmantes. Pasado el efecto, no le queda más remedio que volver. El chico está muy agresivo y se autolesiona. Pedro llega por fin a las puertas del centro, pero, de forma totalmente sorprendente, las encuentra cerradas.

"Me exigieron un parte médico para ingresar", explica Pedro, al que hicieron esperar por carecer del mismo entre cinco y diez minutos. Que le parecieron eternos porque, durante ellos, su hijo seguía autolesionándose en el coche. Dando golpes, cabezazos, mientras sus padres intentaban controlar los nervios. Finalmente, les permitieron el acceso y los profesionales --para los que Pedro solo tiene halagos, al igual que para dos policías locales que, en otro momento parecido, le ofrecieron su ayuda-- atendieron al joven.

Sobre la regulación del acceso a los hospitales psiquiátricos de Plasencia y Mérida --que dependen del Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia (Sepad)--, el responsable, Miguel Simón, explica que el acceso a urgencias puede ser directo o derivado de atención primaria. Esto último es lo que normalmente se recomienda, asegura, para que los médicos descarten otras posibles incidencias, sobre todo porque en los psiquiátricos, a diferencia de los hospitales generales, no hay otros servicios de apoyo (cardiología, medicina interna...).

No obstante, se trata de un consejo, no una exigencia, por lo que Simón anuncia que el Sepad investigará lo ocurrido en el caso de Pedro, con el ya se ha puesto en contacto. Este, por su parte, reitera que no tiene quejas de la atención en el centro, sino solo de ese problema puntual para acceder, que ha hecho público para evitar otros casos posibles en el futuro.

En todo caso, el responsable del área también indica que próximamente el servicio de Urgencias Psiquiátricas y Hospitalización Breve para pacientes con trastornos mentales --que actualmente se proporciona en los psiquiátricos de Mérida y Plasencia-- pasará a ofrecerse en los hospitales, como ya ocurre en el Infanta Cristina de Badajoz, el Virgen de la Montaña de Cáceres o el de Llerena. En todo caso, Simón recalca que "no se deja de atender a nadie". Pero cinco o diez minutos de retraso, en casos críticos como el que vivió Pedro, son demasiados.