La crisis que atraviesa el sector ganadero desde finales del 2006, provocada principalmente por una subida de los costes de producción que no se ha visto acompañada por el aumento del precio de venta de los animales, está agudizándose cada vez más, hasta el punto de que muchas explotaciones han decidido echar el cierre a la espera de tiempos mejores. Se calcula que más de 2.500 granjas extremeñas, y 65.000 en todo el país, ya han elegido esta opción solo en los últimos 18 meses. La razón es que sus propietarios no pueden afrontar las pérdidas acumuladas, al mismo tiempo que "no ven una salida a corto y medio plazo" a la actual situación.

Los motivos de este pesimismo los explica en varios puntos el secretario general de la organización agraria UPA-UCE, Ignacio Huertas. Por un lado, los ganaderos afrontan una inversión por la cría de cada animal que se ha elevado en torno al 30 % en el caso de la ternera y el cerdo ibérico con respecto a campañas anteriores.

Los costes han aumentado porque los piensos han visto crecer sus precios en un 35%, debido al alza mundial de los cereales, que además se prevé que mantengan esta situación los próximos años. Otros productos como los fertilizantes y los abonos han duplicado sus precios, sin olvidar el incremento de los carburantes.

PERDIDAS MILLONARIAS Al mismo tiempo, los ganaderos se ven de manos atadas en su lucha para compensar estas pérdidas, que se cifran en unos 76 millones de euros en la comunidad autónoma, debido a que su principal medio para repercutir los costes de producción, el precio de venta de los animales, no ha variado con respecto a la situación anterior a la crisis. Es más, en algunos casos ha descendido, con lo que el consumidor prácticamente no ha notado en su bolsillo las dificultades que atraviesan los ganaderos, más allá del incremento de precios generalizado de la cesta de la compra del último año. Para Ignacio Huertas esta situación es responsabilidad de las grandes firmas distribuidoras del país. De hecho, la mitad del mercado de consumo está en manos de tres de ellas --Carrefour, Mercadona y Eroski--. "Se está produciendo una especulación pura y dura del sector a costa de unos pocos que están condicionando al resto de los ciudadanos".

La participación de los intermediarios, según Huertas, es la que provoca que se disparen las diferencias entre el precio que recibe el ganadero y el que finalmente paga el consumidor en el mercado. En el caso de la ternera, esta diferencia se multiplica por algo más de cuatro, ya que de los 3,70 euros por kilo que cobra el productor de media, al consumidor le cuesta 15,05. En el caso del cerdo ibérico, la diferencia es algo menor, casi cuatro veces su precio de origen, de tal forma que el ganadero recibe 1,53 euros de media por kilo, y el consumidor lo paga a 5,85 euros. Finalmente, en el cordero, la diferencia es de algo más del doble, oscilando de 4,89 a 10,05 euros.