Desde Guadalupe, el «corazón espiritual de nuestra región», Guillermo Fernández Vara pronunció anoche su tradicional mensaje de fin de año. El presidente de la Junta apeló a la unidad política y de todos los extremeños para «empujar y conseguir los objetivos que nos marquemos», al tiempo que abogó por un modelo territorial «en el que tributen las personas y no los territorios, un modelo en el que todos quepamos». El líder del Ejecutivo destacó además la creación de empleo, la lucha contra la despoblación y la erradicación de la violencia machista como sus principales «desafíos».

El discurso fue retransmitido anoche a las 21 horas por la televisión autonómica y el enclave elegido este año han sido las calles de Guadalupe, «buen ejemplo de lo que representa Extremadura y ser extremeño». Ante la inminente negociación del nuevo sistema de financiación autonómica, el presidente reivindicó un modelo con recursos suficientes para poder hacer frente a «la salud de nuestras familias, la educación de nuestros hijos, la lucha contra la dependencia y el acceso libre y completo a la cultura».

Asimismo, Fernández Vara defendió un modelo territorial en que los ciudadanos «se sientan iguales en cualquier lugar de España» y abogó por un país en el que «tributen las personas y no los territorios». En un año tan complejo como este por el «intento de sedición» en Cataluña, el líder del Ejecutivo quiso también manifestar el «compromiso de los extremeños con la unidad indisoluble de España», así como la defensa hacia los cuerpos y fuerzas de seguridad «que han estado dando la cara por nosotros estos meses». «Dentro de la ley cabe todo, fuera de la ley sobra todo», afirmó al respecto.

EMPLEO / Entre sus «desafíos» de cara al nuevo año, el líder del Ejecutivo citó en primer lugar el empleo, pues «es lo que nos dará la suficiencia, la autonomía y el futuro que todos queremos y deseamos». Así, abogó por poner a su servicio «todas las capacidades públicas y privadas» ya que «la paz social, la estabilidad política, la vivienda a precios razonables o la ecología darán a Extremadura una oportunidad para que en este nuevo reparto de cartas pueda salir mejor parada que hace 30 o 50 años».

Otro de los retos de los que el presidente habló anoche es la demografía, pues si bien es cierto que los jóvenes necesitan un proyecto de empleo para desarrollar su vida aquí, también lo es que las familias tienen menos hijos y para mantener los mecanismos de protección social «necesitamos niños que tendrán que nacer aquí o venir de fuera».

El cambio climático, una ballata «muy especial» para Fernández Vara, o la lucha contra la violencia de género fueron otros de los grandes desafíos a los que se refirió el presidente. En relación a esta última, recordó que las mujeres no mueren, a las mujeres las matan los hombres por haber nacido mujeres. «En nuestras manos está (erradicarla) y para ello son necesarias las leyes, los presupuestos y la policía, pero es mucho más necesario que seamos capaces de cambiar nuestra mentalidad», dijo.

En el discurso del presidente no faltó tampoco el recuerdo a los mayores (citó a Carmen y ‘Marchena’, los abuelos de Extremadura con 100 y 113 años), a los emigrantes (este año especialmente a los que residen en Cataluña) y a las «decenas de miles de extremeños» que se manifestaron en Madrid por un tren digno y que hicieron que el 2017 «sea para siempre el año del 18 de noviembre».