Jesús C. C., un presunto delincuente placentino de 45 años, falleció en la mañana de ayer en Plasencia tras recibir un disparo en la cabeza, cuando dos agentes de la Policía Nacional le perseguían. Según la Subdelegación del Gobierno en Cáceres, la víctima recibió "un disparo fortuito" mientras forcejeaba con uno de los miembros de las fuerzas de seguridad del Estado, que desenfundó su pistola para intimidar al perseguido, quien empuñaba una navaja.

Los hechos se desarrollaron en un descampado próximo a la avenida Dolores Ibárruri, en el polígono de La Data, entre las 12:45 y las 13:00 horas. Rápidamente, seis vehículos de la policía nacional y local, una ambulancia del Servicio de Emergencias 112 y dos decenas de curiosos se personaron en el lugar de los hechos.

Según ha descrito la Dirección General de la Policía, dos agentes vestidos de paisano identificaron al presunto autor de varios robos con fuerza en la ciudad. También se le buscaba porque tenía una reclamación judicial pendiente. Inmediatamente, según constatan algunos vecinos y presentes, se inició una persecución a pie por las inmediaciones del barrio.

PERSECUCION POLICIAL Uno de los policías dio alcance al fugitivo en un descampado próximo al río Jerte, mientras su compañero intentaba acceder a la zona en coche. Tras un forcejeo en el que el agente desenfundó su arma reglamentaria y recibió varios cortes con arma blanca en el brazo, el presunto delincuente resultó herido grave tras recibir un impacto de bala en la cabeza. Las autoridades afirman que "el disparo fue fortuito", que el gatillo de la pistola se apretó en medio de la pelea del agente por retener al prófugo.

Jesús C. C., moría después de ser atendido en el lugar de los hechos por los efectivos del 112, sin que los esfuerzos de los servicios sanitarios de la UCI móvil personados sirvieran para salvar su vida. El impacto de la bala en la cabeza causó su muerte minutos después, en la ambulancia. El juzgado de guardia de la ciudad instruye las diligencias.

ESPERANZADOS El hecho de que la víctima hubiese sido introducida rápidamente en la ambulancia despertó la esperanza de familiares y amigos de que aún estuviese vivo. La teoría de la muerte inmediata se había extendido por el vecindario tras el suceso, pero incluso una hermana del presunto delincuente lo daba por fallecido.

Los miembros de la policía impedían a los curiosos acceder a las inmediaciones de la zona, donde se redactaba el atestado. El agente implicado también tuvo que ser atendido por el 112 por cortes leves en el brazo.