Las ayudas europeas han contribuido indiscutiblemente al desarrollo experimentado por Extremadura en los últimos 15 años, pero de forma desigual según las zonas. Esta es, en resumen, la principal conclusión de la tesis doctoral elaborada por Ana Nieto Masot, profesora de Geografía de la Uex. Su trabajo analiza el impacto de los programas Leader y Proder (dos iniciativas comunitarias dirigidas a impulsar el desarrollo rural) en la región, que divide en cuatro áreas en función del volumen de inversión generado por estas políticas y sus resultados (generación de empleo, de actividad empresarial, etcétera).

La zona más beneficiada --tanto en la concesión de ayudas como en su posterior gestión-- por los fondos de estos programas abarca los territorios de regadíos de Vegas del Guadiana, con su prolongación hacia Tierra de Barros y la mayor parte de la provincia de Badajoz (Barros Oeste-Sierra Grande, Zafra-Río Bodión, Olivenza y, en menor medida, Tentudía). Se trata, según Nieto, de los territorios que mayor volumen de inversión han gestionado --no solo procedente de la UE, sino también de las Administraciones locales, la autonómica y el sector privado-- y, a la vez, los que más han invertido en las pymes y la revalorización de la producción agraria.

Por el contrario, los territorios en los que las variables socioeconómicas y demográficas son regresivas (o sea, que no solo no mejoran, sino que siguen perdiendo población, puestos de trabajo, etcétera) son los que han destinado sus fondos fundamentalmente al turismo rural. En esta situación, Nieto incluye Las Hurdes, Sierra de Gata, Cáparra, Monfragüe, Villuercas-Ibores y, en menor proporción, Miajadas-Trujillo (por las zonas de penillanura). Para la doctora de la Uex, su futuro pasa por orientar sus inversiones hacia al modelo anterior (pymes y servicios, junto a revalorización agraria complementada con el sector agroindustrial).

No obstante, la autora de la tesis destaca que se trata de zonas que, inicialmente, partían de situaciones muy distintas. Así, las comarcas que mejor han gestionado los fondos comunitarios son también las que contaban con una condiciones de partida más óptimas (cierto tejido empresarial, mejores condiciones naturales y un sistema de comunicaciones más vertebrado). En cambio, las menos beneficiadas por el desarrollo de los programas Leader y Proder son también las que tenían menos capacidad para invertir en sus propias empresas.

AREAS ESTABLES Los otros dos sectores en que Nieto divide a Extremadura, siempre en función de las políticas europeas analizadas, se sitúan en las posiciones intermedias (en vez de crecimiento o regresión, como ocurría en los casos anteriores). Por un lado, localizadas en la periferia de la provincia pacense y en el entorno de la capital cacereña, aparecen aquellas comarcas que, partiendo de una situación demográfica y económica muy regresivas, han logrado diversificar sus actividades económicas y alcanzar una situación estable. En concreto, se trata de las comarcas de Campiña Sur, La Serena, La Siberia, Jérez, Montánchez-Tamuja, Tajo-Salor-Almonte, Sierra San Pedro-Los Baldíos y Valle del Ambroz.

Finalmente, la tesis de la doctora extremeña identifica un cuarto conjunto --"el más heterogéneo"--, que presenta unas variables demográficas estables y una buena situación económica, si bien depende del núcleo de población que se analice. Forman parte de este grupo La Vera, Campo Arañuelo, Valle del Alagón, Valle del Jerte y, en menor medida, Lácara. Sus inversiones han ido básicamente destinadas a la valorización de la producción agraria y al turismo, en muchos casos como consecuencia de su dedicación previa a la agricultura intensiva de regadío o sus recursos turísticos.

Aparte de estas conclusiones --efectuadas a partir del análisis estadístico de más de 300 variables socioeconómicas y de gestión de los programas europeos en la región (a cuánto ascienden las inversiones, a quiénes les fueron concedidas, para qué tipos de proyectos, en qué condiciones demográficas...), el estudio de Nieto recopila toda esta información en una base de datos. Asimismo, la profesora extremeña ha diseñado un visualizador para acceder con mayor facilidad a estos datos a través del Sistema de Información Geográfica (SIG), que permite realizar consultas según estas variables y situarlas en el mapa.