Nunca llueve a gusto de todos y en el campo menos, pero en el mundo del vino unas pocas lluvias caídas en agosto no dejan de resultar un premio. En julio todo el mundo predecía un adelanto de la vendimia para esta campaña, como consecuencia del calor reinante, pero ha ocurrido justo lo contrario, ha empezado más o menos como siempre y, encima, ahora se ralentiza hasta el punto de que se prevé que termine más tarde que el año pasado, probablemente hasta bien entrado octubre. La exposición a los fenómenos climatológicos tiene eso y unas temperaturas diurnas frescas y nocturnas en torno a los 15º, acompañadas de tormentas de verano con lluvias oportunamente caídas en una parcela, son un porrón de kilos de uva, lo que permite una vendimia mucho más pausada y selectiva. Además, están los condicionantes sociales que también han de tenerse en cuenta. Y es que en Tierra de Barros, zona vitivinícola por excelencia de la región, quien más y quien menos cuenta con olivos al igual que con vides, y hay que combinar la vendimia con la recogida de la aceituna de verdeo ahora que ésta última llega con precios por las nubes.

La Denominación de Origen Ribera del Guadiana realiza durante agosto y septiembre muestreos en 25 de sus viñedos consistentes en análisis de laboratorio de bayas y catas de uvas. Según sus cálculos, se espera una cosecha "similar" a la del año pasado "aunque con ligeros descensos". Francisco Javier López, gerente del consejo regulador, señala que se trata de una muestra que vale para las 12.000 parcelas que controla la Denominación de Origen. No obstante, no existe otra referencia más que los cálculos de cada viticultor recogidas por las distintas cooperativas u organizaciones agrarias. En cuanto a la calidad, afirma que al haberse hecho una maduración del fruto de forma más lenta se favorece la acumulación de sustancias de color y aromas, además de no haberse registrado enfermedades reseñables.

Juan Moreno, de COAG, coincide con este cómputo. Desde esta organización agraria se atreven a cuantificar la campaña en un 5 o 10% menor a la del año pasado, del entorno de los 540 millones de kilos, cuando en 2014 pudieron recogerse 576 millones de kilos correspondientes a 4,2 millones de hectólitros de vino y mosto. No cree una rebaja por debajo de la media de los últimos 5 años, que está en 534 millones de kilos, entre otras cosas porque hay más vides plantadas, en un 25% ya con espalderas, y encima cuentan con riego por goteo, lo que favorece la producción. Encima, se plantan más cepas ahora que antes, pasándose de 1.400 plantas por hectárea a 1.900.

Moreno señala que, en efecto, se va a producir un retraso de la vendimia, hay muchos sitios donde aún no han empezado a recoger la uva blanca pardina y cayetana, y el tempranillo se extenderá hasta finales de septiembre o incluso hasta el 10 o el 15 de octubre.

En Apag-Asaja Juan Mentidieri y en UPA-UCE Catalina García son menos optimistas y calculan una rebaja de la cosecha del 25% con respecto a la anterior campaña. Mentidieri señala que la climatología con excesivo calor en julio va a impedir mantener los niveles de producción del año pasado, aunque reconoce que, en efecto, se está produciendo una ralentización de la vendimia, que se alargará más de lo habitual. No obstante, no considera que las lluvias tormentosas caídas a mitad de agosto, que provocó una apertura de bodegas y acto seguido su cierre, vayan a mejorar ostensiblemente las previsiones iniciales en cuanto a cantidad: "No será un 30% menos como se dijo en julio o a primeros de agosto, pero sí estará por encima del 20% la rebaja".

MANO DE OBRA El 25% de la producción de la campaña vendimia ya de forma mecanizada. El 75% restante mantiene la forma manual tradicional, para lo cual se precisan del orden de los 220.000 jornaleros, distribuidos entre trabajadores asalariados y propietarios, dado que la mayor parte de éstos últimos también cortan y acuden a vendimiar. Así y todo, la recolección supone un revulsivo para las economías de los pueblos asentados en Tierra de Barros, donde se concentra la mayor parte del viñedo de la región.

La mecanización del campo va a más, es inevitable, aseguran las distintas organizaciones agrarias. La transformación de los viñedos, colocándoles espalderas, crece y ello no requiere de tanto jornal. Además, en explotaciones pequeñas de 30 o 40 hectáreas muchos propietarios optan por comprar una cosechadora tirada por tractor, lo que permite una vendimia más cómoda y más rápida para muchos propietarios.