El vestido de una niña muerta en la guerra, un par de botas, un cuaderno infantil, una cartilla de racionamiento, la carta de un padre despidiéndose de su hija y de su mujer antes de ser fusilado... Son retazos de la memoria histórica de España que se pueden contemplar hasta el 19 de septiembre en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC), en Badajoz, dentro de la exposición El exilio de los niños , un homenaje a los pequeños que sufrieron las consecuencias de la guerra civil.

Detrás de cada objeto y fotografía que jalonan las 70 vitrinas de la muestra se adivina una historia humana. Y es que el material donado por 50 supervivientes del exilio y más de 30 instituciones europeas, dan una idea del proceso de separación y la experiencia que tuvieron que vivir más de 100.000 niños españoles.

Organizada por las fundaciones Pablo Iglesias y Largo Caballero, la exposición fue inaugurada anoche en el MEIAC por Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Alfonso Guerra.

"La memoria es un instrumento de construcción social; sobre el olvido no es posible cimentar una sociedad democrática, y la española ha tenido en olvido a quienes fueron expulsados de su país. Esos niños merecen respeto, afecto y sobre todo el recuerdo", afirmó Guerra. Y recordó que esos niños fueron acogidos "por Francia, Bélgica, Inglaterra, la URSS y México, por ese orden". La exposición, dijo, no pretende "abrir heridas, sino cicatrizarlas. Es un viaje a través de la dignidad humana".

Ibarra cuestionó si el silencio de la izquierda durante la transición fue bueno o malo: "Hicimos que lo debíamos", y aparecen "grietas por las que vuelven los recuerdos de lo que no debemos olvidar", dijo, e invitó a los maestros a "que vengan a ver la exposición con sus alumnos a ver la arqueología del dolor".

El presidente de la Fundación Largo Caballero, Antón Saracíbar, explicó que la muestra es "una de las más importantes que se han realizado relacionadas con el exilio" y representa "un esfuerzo de recuperación de la memoria histórica y para que los jóvenes conozcan lo que aconteció para que no se vuelva a producir".

La exposición analiza por secciones las políticas de solidaridad internacional; después, las evacuaciones de niños al extranjero, la estancia en cada país de acogida, la situación de los niños que se quedaron en España, las repatriaciones, y finalmente la organización de los niños ya adultos, un proceso que va desde 1937 hasta la actualidad.

A partir de abril de 1937 fueron evacuados en distintas expediciones 33.000 niños solos, sobre todo desde Gijón y Bilbao a los países citados. Después de la guerra, el éxodo de principios de 1939 llevó al exilio a otros 70.000 niños que abandonaron el país con sus familias.

La comisaria de la exposición, María José Millán, recordó que de Extremadura salió un número importante de niños hacia México, y aseguró que "los niños que peor lo pasaron no fueron los que se marcharon, sino los que se quedaron, huérfanos e hijos de presos".

El secretario general de UGT de Extremadura, Miguel Bernal, aseguró que "ésta exposición no deja indiferente" y mostró sus deseos de que quienes la visiten, fundamentalmente los más jóvenes, "sepan valorar lo que tenemos", informa Efe.