Recibir una educación sexista sigue siendo uno de los principales frenos a la hora de denunciar una situación de violencia de género. De hecho, en Extremadura se registran menos denuncias por maltrato entre las mujeres mayores de 60 años debido a estos prejuicios generacionales. Esta es una de las conclusiones que se desprenden del estudio sobre la violencia de género en el medio rural realizado en el marco del Programa Europeo ´Empower´, en el que participan cinco entidades, tres de ellas extremeñas: el Instituto de la Mujer (IMEX), la Federación de Municipios y Provincias (FEMPEX) y la Asociación de Estrategia Local para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (ELOISA). Precisamente, la Asamblea de Extremadura acogió ayer unas jornadas para dar a conocer las conclusiones de este programa donde se dieron cita profesionales y expertos en la materia.

El psicólogo Javier Barrera, en declaraciones a este diario, explicó que en Extremadura el papel de la familia extensa es "un factor de protección importante". Si bien antes los familiares aconsejaban a la víctima de maltrato a "aguantar y cumplir sus obligaciones como esposa", ahora son un elemento decisivo a la hora de denunciar y rechazar al agresor. No obstante, en el medio rural hay menos denuncias que en el medio urbano debido a "una presión social mayor", según subrayó la directora de la Casa de la Mujer de Cáceres, María Isabel García.

En su opinión, resulta necesario establecer puntos de atención psicológica en los centros de salud. En la comunidad existen actualmente 17, además de las 35 Oficinas de Igualdad y Prevención de la Violencia de Género. Calificó esta lacra como un problema de salud pública puesto que "el 95 por ciento de las mujeres que sufren violencia de género han pasado por los centros de salud" y frecuentan la atención primaria.