Una alfombra roja, las banderas de las 17 comunidades y de dos ciudades autónomas alineadas como fondo del photo call y la vicepresidenta del Gobierno con unos guantes de cuero azul tipo Rita Hayworth en Gilda. Dentro de la seriedad y el tedio que caracterizan a las conferencias de presidentes, el Senado y sus inmediaciones dieron cobijo ayer a varios ingredientes que, salvando las distancias, recordaban las entregas de premios de Hollywood. Pero el viento empañó la escena. Justo antes de que, en torno las ocho y media de la mañana, comenzaran a llegar los presidentes autonómicos, el viento derribó las enseñas que ondeaban al unísono, lo que provocó un fuerte estruendo. Solo permanecieron en pie las de Melilla y Castilla y León. Los fotógrafos captaron el momento (aunque los operarios las colocaron rápidamente en su sitio) y Twitter se llenó de interpretaciones y metáforas sobre cómo se hunde el «régimen del 78». Y no solo el viento rompió el protocolo. Los presidentes autonómicos no desfilaron por la alfombra colocada al efecto en la plaza de la Marina Española y solo el Rey; Mariano Rajoy; el presidente del Senado, Pío García-Escudero, y Soraya Sáenz de Santamaría pisaron ligeramente el tapiz rojo cuando posaron ante los fotógrafos. Eso sí, todos llegaron puntuales a una cita, que no se extendió en demasía, pese a que incluyó un desayuno informal con el Monarca, una foto de familia, los discursos de Rajoy y los jefes de los ejecutivos autonómicos, así como la negociación posterior. Los participantes solo pararon a comer durante una hora, un bufet que se sirvió en la biblioteca del Senado y que incluyó varios entrantes, segundos platos y postres como crema de porrusalda, ensalada de capón escabechado, delicias de merluza con pimientos rojos o pastel de chocolate. No ayudó a relajar la situación el irrespetuoso tuit del PP madrileño, que a primera hora difundió una fotografía de la sesión en la que la presidenta madrileña luce sonriente y Díaz con semblante serio acompañada de la siguiente frase: «Cuando disfrutas de tu trabajo y cuando no». La campaña en redes sociales molestó a la presidenta andaluza.