Los pacenses siguieron anoche con admiración dos de las procesiones más queridas de la ciudad. Una cofradía, la del Cristo del Descendimiento con la Piedad y la Esperanza, de 1994; y la más antigua, la del Dulce Nombre de Jesús con el Cristo de la Fe, la Piedad y la Virgen del Mayor Dolor, de Santo Domingo, que lució nuevos barales.

De San Andrés salió el enorme paso del Descendimiento, quizás el mayor de Extremadura, y la Piedad, a la que le dedican numerosas saetas, sobre todo en su recogida, y que este año estrenó un pañuelo de mano bordado con encajes. La procesión contó con 350 nazarenos y la bandas de Damiel y Oliva de la Frontera. Partió de San Andrés hasta la carrera oficial en San Juan, por varias calles de la zona histórica, un itinerario único para ver sus pasos por el Casco Antiguo. Tras abandonar la plaza de España se dirigió a su iglesia.

Otros 150 nazarenos y 50 mujeres ataviadas con mantilla acompañaron los cuatro pasos de Santo Domingo, cofradía que antiguamente sacaba un preso de la cárcel el día de su procesión, gracia que no renueva desde hace unos 15 años. Esta, la más antigua, ha sido también pionera en muchos aspectos, como llevar a una mujer nazareno en los años 60 cuando estaba prohibido; incorporar mujeres costaleras desde hace 11 años; y acompañar un paso con mujeres con mantilla en vez de por nazarenos.

De madrugada estaba prevista la salida del Jesús de la Humildad de la iglesia de la Concepción, en una procesión de silencio de aspecto impresionante a su paso por la plaza Alta.