Sus vidas se cruzaron hace un año, y desde entonces se mantienen unidos por una barra de madera con la que viven experiencias y emociones inolvidables. José Antonio, David y César integran el grupo extremeño de marchas de montaña de la Federación de Deportes para Ciegos, de la ONCE. Este será el tercer año que consigan ganar el campeonato nacional.

En este grupo cada integrante tiene su misión para abrirse paso en la montaña, sin embargo la participación de José Antonio Trejo es fundamental porque él es el que ayuda a César y a David a competir. José Antonio es el guía de esta aventura, una labor que desempeña de manera voluntaria y altruista, y es su voz la que dirige los pasos de sus compañeros hasta la meta.

Aunque cada uno reside en una ciudad distinta, César es de Almendralejo, David de Cáceres y José Antonio de Badajoz, y se entrenan por su cuenta, es la emoción del deporte y la llamada de la montaña lo que les mantiene unidos.

Sus marchas las realizan agarrados a un barra de madera. José Antonio, el guía, va el primero, y en el otro extremo se sitúa David, deficiente visual. En el medio de la barra se coloca César, ciego desde hace nueve años. Aunque los tres se encuentran en plena forma, el ritmo de la marcha lo marca el más lento, que no siempre es la persona ciega. Son las reglas del juego.

"Los únicos que son considerados deportistas en la competición son ellos, yo sólo me dedico a mantener la carrera, y para eso hay que imaginarse lo que es correr durante tres o cuatro horas a oscuras, subiendo y bajando cuestas dando tropezones y sin saber cuando termina", explica José Antonio.

Este pacense, amante de los deportes no convencionales y de riesgo, ha afrontado con esta misión su mayor y más importante reto. "Un buen guía tiene que saber transmitir las emociones para que la persona ciega pueda mantener la carrera, y tener la suficiente responsabilidad para que a esa personas no le suceda nada." , señala.

Asegura que César es "una máquina corriendo y su capacidad de sufrimiento es bestial, y su confianza en mí es plena, algo fundamental". A cambio él le motiva, dándole seguridad y transmitiéndole la emoción de la carrera, "tienes que hablarle..., le digo si vamos de bajada, si veo el final de la cuesta, o si nos adelantan, y él responde muy bien".

A nivel nacional han competido con grupos de varias comunidades autónomas, y a veces se enfrentan a ciegos que han hecho expediciones a montañas de 7.000 metros, "no hay que subestimarles, son auténticos deportistas". Superan pruebas de medias maratones de entre 18 y 21 kilómetros, y este año han estado en Valdezarai, en Despeñaperros, y en la sierra madrileña, y en todas se llevaron el oro. Ahora quieren probar con las expediciones para escalar algunos picos, para lo que están diseñando una barra metálica que se pueda desmontar.