Todo comenzó el pasado miércoles por la tarde cuando desde el gabinete de prensa del Gobierno de Extremadura no desmintieron la noticia que el jueves conocería toda España. Ese día saltaba la noticia de que Monago había realizado 32 viajes a Canarias con cargo al Senado entre 2009 y 2010 por motivos personales. Oportunamente el secretario general del PP extremeño, Fernando Manzano , y el portavoz parlamentario, Miguel Cantero , salieron en defensa de Monago aludiendo que esos viajes eran por motivos de trabajo y que incluso podían ser más de 32 debido a que en aquella época, el ahora presidente extremeño trabajaba por Extremadura, por Andalucía y también por las Islas Canarias.

José Antonio Monago fue preguntado por ello el mismo jueves y se remitió a las respuestas dadas por sus compañeros de partido Manzano y Cantero. A medida que pasaban las horas, la presión sobre el presidente extremeño era más fuerte. El viernes el equipo del presidente decide convocar una rueda de prensa en horario de magazines nacionales que deciden dar cobertura a la convocatoria. Mucha expectación para ver a un Monago compungido, con síntomas de haber dormido poco y sobre todo, un Monago menos natural que en otras ocasiones incapaz de hilar frases prefabricadas sobre una realidad que, reconocido después el error, no se correspondía con la verdad de lo sucedido.

COMO TODA buena defensa, Monago decidió poner en marcha la maquinaria del contraataque para dar a entender que todas las informaciones publicadas eran fruto de una especie de conspiración interna o externa debido a su carácter díscolo dentro y fuera del Partido Popular. Una ofensiva basada en la indefinición, en la fibra sensible y en el recurso de acudir a la Justicia para verse las caras con aquellos que según decía, estaban difamando sobre su persona. Incluso afirmó que su vida privada era costeaba por su bolsillo. De haber sido así, tendría que haber llevado ante la Justicia a al menos 3 medios de comunicación.

Llega la tarde del viernes y vemos a un Monago que rompe a llorar abrumado por el aluvión de apoyos de los compañeros de partido. El momento más emotivo fue cuando Fernando Manzano, el que lo había defendido con, visto lo visto después, argumentos falsos, lo ensalzaba poniendo sobre la mesa la dura infancia de Monago. También le apoya Miguel Celdrán que el sábado por la mañana le regala un casco de bombero como cuando posaba con otro en la última campaña electoral. Cierre de filas en torno al líder popular extremeño que en la noche del viernes al sábado medita la decisión de reconocer el error y pagar la cantidad de esos viajes.

Seguramente parte de esa decisión fue tomada en la cena con Mariano Rajoy y los presidentes autonómicos en Cáceres.

Finalmente, en la mañana de ayer sábado, José Antonio Monago anuncia que pedirá al Senado la relación de aquellas escapadas a Canarias y pagará "hasta el último céntimo" y además pide disculpas a los extremeños.

ASI TERMINA esta historia de 3 días y 3 noches que recuerda al perdón del Rey Juan Carlos por cazar elefantes en Botswana. Reconocer el error siempre lleva implícito un gesto con doble vara de medir. Pero el contexto del Rey, no es el mismo que el de un presidente autonómico que se encuentra o se encontraba en plena lucha contra el soborno y la corrupción al que le restan 7 meses de mandato y vuelve a presentarse a las elecciones. Si hasta ahora, la imagen del presidente extremeño permanecía impoluta, estos hechos suponen una mancha en su expediente que aunque va a reponer con el detergente más resolutivo que existe que es el pago de lo gastado, serán finalmente los ciudadanos quienes digan en mayo de 2015 si la mancha puede más que su gestión de Extremadura durante 4 años. Aunque tampoco podemos descartar la traca final del ejecutivo para sacar trapos sucios de pasadas legislaturas.

Así pasa Monago esta prueba de fuego que ya ha minado su imagen y su liderazgo dentro del partido. Sus posicionamientos firmes sobre temas como la corrupción, el aborto o su predisposición a la hora de pactar con Podemos han provocado la indignación de otros que supuestamente son sus compañeros. Incluso me atrevo a decir que en barones y dirigentes populares existe la pelusa de la envidia dado el buen reconocimiento del que el presidente extremeño goza en otros territorios.

El auge de los numerosos casos de corrupción unido a un presidente autonómico díscolo que parece ser, cae mal en su propio partido, se ha convertido en una bomba de relojería que ha explotado llevándose por delante a un diputado turolense del PP y la imagen de José Antonio Monago (ambos unidos por el mismo polo de atracción). Ese boomerang mediático de Monago se le ha vuelto en contra en esta ocasión, provocando incluso mayor efecto que algunas de sus más resonadas intervenciones sobre Cataluña, el déficit o la solidaridad nacional. Aunque lo más triste para todos los extremeños, es que con esta "puñalada interna", se demuestra una vez más que la gobernabilidad o no de Extremadura importa muy poco o nada en las altas esferas.

PERO LO cierto de todo este asunto es que nada de lo conocido es ilegal. Lo cual no quiere decir que deje de ser inmoral. Y es que utilizar el dinero público para fines privados y lucrativos debería ser una norma no escrita cumplida a rajatabla en las instituciones públicas. Por mucha carta libre que dé el Senado, el cual tiene una manta muy larga que remover. Un Senado que por cierto, debería cerrar sus puertas a cal y canto para convertirse en "Museo del Sistema de Descaro y Holgazanería Institucionalizado". El Senado se parece al país de nunca jamás, dónde todo es posible, todos son felices y todos hacen lo que quieren, cómo quieren y cuando quieren.