"Extremadura nos ha entregado lo mejor que podía darnos: la posibilidad de volver a ver estos animales volando en el cielo de Francia". Estas palabras de Michel Terrase, presidente de la Fundación Internacional para la Conservación del Buitre, constatan el importante papel desempeñado por la región en la conservación y la recuperación de estas aves en Europa. No en vano, la comunidad cuenta con la mayor población de buitre negro y una de las más amplias de leonado del continente, Asia y norte de Africa.

Los buitres fueron considerados durante décadas alimañas que había que erradicar. El uso de venenos y la caza condujeron a las distintas especies (buitre negro, leonado, alimoche y quebrantahuesos) a la extinción o al borde de su desaparición en el sur de Europa. Hoy son un símbolo de la lucha por la conservación y, en Extremadura, de la riqueza de su patrimonio natural. "Es una gran satisfacción ver que nuestro patrimonio no solo está en crecimiento aquí, si no que sirve para ayudar a que otros territorios lo recuperen", ensalza el consejero de Industria, Energía y Medio Ambiente, José Luis Navarro.

Desde 1993 la comunidad autónoma ha cedido 71 ejemplares de buitre negro, 151 de leonado y 5 alimoches para su reintroducción en regiones como Cataluña o Baleares, o en países como Francia, Italia, Bulgaria, Bosnia y Grecia. Esta cooperación ha permitido evitar el riesgo de extinción existente en Mallorca, la única isla del Mediterráneo con presencia histórica de buitre negro; o que Francia, que ya cuenta con 30 parejas, tenga la segunda mayor población de Europa.

La mayoría de estos ejemplares cedidos proceden de los centros de recuperación de fauna protegida de Extremadura. "Habitualmente son ejemplares jóvenes encontrados con problemas de desnutrición, intoxicación o lesiones", explica José Luis Navarro. El centro de referencia es el Centro de Recuperación Los Hornos, en Sierra de Fuentes, que dirige el veterinario Javier Caldera. Por sus instalaciones han pasado en los últimos 10 años 938 buitres leonados, 217 buitres negros y 32 alimoches. "Los casos por desnutrición se han disparado desde 2005, ante la falta de alimento en el campo por la normativa europea sobre la encefalopatía espongiforme --enfermedad de las vacas locas --, que impide abandonar los restos del ganado muerto", señala. "Ese, junto a envenenamientos y molestias por actividades humanas, son los principales riesgos para la conservación de estas especies", reconoce el consejero de Industria y Medio Ambiente.

Medidas de conservación

Para combatir esas amenazas, la administración autonómica implantó un programa de conservación que ha permitido que Sierra de San Pedro y Monfragüe tenga las dos mayores poblaciones de buitre negro del mundo, con 352 y 315 parejas respectivamente. En toda la región, según los datos oficiales, hay 859 parejas de buitre negro, 1.100 de buitre leonado y 166 de alimoche. Además, en el 2008 se puso en marcha una red de muladares para facilitar el acceso al alimento a estas aves carroñeras, víctimas colaterales de la encefalopatía espongiforme; en total hay una docena de instalaciones de este tipo. Y, para hacer frente a los casos de envenenamiento, se ha creado una comisión regional de seguimiento de ecotoxicología y se está elaborando el borrador de la Estrategia de lucha contra el uso ilegal de cebos. Desde el 2003 la Junta ha verificado 98 casos de envenenamiento en estas aves, "aunque hay muchos más que no podemos certificar por el estado de descomposición y cuerpos que no encontramos".

Todo esto ha convertido a Extremadura en un referente para la Fundación para la Conservación del Buitre, que ha reconocido esta labor celebrando en Cáceres sus jornadas anuales. "Son especies míticas para los ornitólogos de todo el mundo. Contemplar su gran nido de buitre negro sobre un alcornoque de la dehesa extremeña transmite gran belleza y gran fuerza", reconoce Michel Terrase. Según Navarro, los buitres han dejado de ser simples alimañas carroñeras y ahora "los propietarios privados de Sierra de San Pedro incluso se muestran orgullosos de encontrar nidos en sus fincas".