Antonio lleva seis años como enterrador en Casar de Cáceres. Antes se dedicaba a la construcción y ahora se ha convertido en la comidilla del municipio. La mañana del pasado miércoles le llamó la Guardia Civil para tomarle declaración después de que se encontraran restos óseos, al parecer humanos, en la escombrera municipal, a apenas tres kilómetros del centro urbano. La señal la dió un vecino de Cáceres que buscaba chatarra en el lugar y se topó con los huesos.

Desde las primeras horas todas las miradas se centraron en el sepulturero como responsable y es el único imputado, aunque también podría investigarse al hombre de la localidad a quien se contrató la tarea de sacar con su tractor los escombros del cementerio y verterlos en la escombrera. La labor de Antonio es mantener limpio el camposanto, que tiene anexa una capilla, y ocuparse de los entierros y las obras que se realizan. Hay una zona en la que suele acumular la basura que genera su actividad (residuos de obras, coronas, jarrones, flores,...), y una vez al año más o menos la parroquia, que es la que gestiona el cementerio, contrata a alguien para retirar esos residuos. Suele ser en primavera o verano. "Ahora tenemos ya dos o tres camiones y pronto habrá que tirarlo", señala.

El enterrador defiende su inocencia y se muestra tranquilo ante el proceso judicial abierto. El código penal establece de tres a cinco meses de cárcel o multa de seis a diez meses a quien falta el "respeto debido" a la memoria de los muertos. Más que las consecuencias de su imputación le indigna que haya salido a la luz que se han sacado de la escombrera más de 20 bolsas de huesos. "No sé si son 10, 20 o 30, pero sí sé que son bolsitas pequeñas y para nada están llenas, la gente va diciendo de todo, hasta que son cadáveres enteros, y son huesos pequeños y fragmentados, me molestan muchísimo esos comentarios. Yo he visto las bolsas y cogen todas en dos dedos", dice.

Precinto

Esas bolsas, unas 20 según confirma la Guardia Civil, están desde la tarde del miércoles de vuelta --si alguna vez salieron de allí-- en el camposanto después de que los agentes hayan tomado las fotografías y pruebas pertinentes. Se encuentran en una sala cerrada con llave y precintada, y no se sabe aún muy bien hasta cuando y si se les dará sepultura. Fuentes de la investigación señalan que está prácticamente descartado que los restos hallados no sean de otro sitio más que del cementerio de Casar. "Probablemente se han ido echando a lo largo del último mes", destacan desde la Guardia Civil.

Sin embargo, Antonio señala que los últimos escombros que salieron del cementerio lo hicieron el pasado junio y deja claro que podrían proceder del cementerio casareño o de cualquier otro sitio, puesto que el vertedero está abierto y es accesible para todos. "Lo que está claro es que yo no he sido, estoy muy tranquilo. Yo si veo un hueso lo cojo, nunca se me ocurriría tirarlo por Dios, no valgo para eso", confiesa.

En su etapa como sepulturero reconoce que ha tenido que abrir y sacar huesos de un nicho antiguo en más de una ocasión, pero siempre con la autorización pertinente de la parroquia y en presencia de la familia, como está estipulado, asegura. "He sido siempre muy cuidadoso, porque la ropa no se pudre fácilmente y se quedan restos metidos entre las telas, pero siempre he tenido especial cuidado con eso, procuro buscar lo mejor posible, pero... ¿por qué no se puede escapar alguno como a un camarero se le puede romper una bandeja?", se pregunta. Es más, señala que en alguna ocasión cuando ha abierto un nicho "me he encontrado que el difunto de arriba estaba abajo porque son nichos antiguos y se derrumban", dice. Insiste en que si ve un hueso no lo tira.

Asegura que desde hace más de un año se ha hecho una limpieza grande en el camposanto. "Antes tenía una zona donde yo tiraba los desperdicios y ahí se han hecho ahora 20 nichos nuevos, y todavía se están reparando los viejos y haciendo más, vamos poco a poco", señala. De momento, y mientras la investigación judicial sigue su curso, Antonio se siente más preocupado por los comentarios de la calle que por su imputación. "La gente me apoya porque sabe que tengo el cementerio muy limpio y me han llamado compañeros de Cáceres y todo para apoyarme. El párroco también me da ánimos y confía en mí", apunta. El hallazgo ha ido más allá del juzgado 6 de Cáceres, encargado de la causa, y se ha convertido en un frente político de primer orden en el pueblo con vuelta a los juzgados. El alcalde socialista de Casar de Cáceres, Florencio Rincón, anunció ayer que el próximo lunes presentará una denuncia en la Fiscalía contra el portavoz del PP local, José Ramón Hidalgo Vicho, tras emitir un comunicado en el que aseguraba que el mandatario conocía lo sucedido. “Desconocía el tema por completo, me enteré el martes cuando me llamó el sargento para informarme. Están mintiendo y aprovechan la coyuntura para arañar votos”, denuncia Rincón.

El alcalde señala que el cementerio no es propiedad municipal, sino de la Iglesia -es uno de los pocos cementerios parroquiales que siguen existiendo en España- y que el sepulturero, Antonio, no tiene ninguna relación contractual con el ayuntamiento. Y así lo recoge en un documento oficial firmado por las partes. “Nosotros no tenemos ningún conocimiento de que se hayan hecho vertidos desde la parroquia, puesto que es un vertedero que está abierto y cualquier puede llegar y verter y desconocemos quien ha llevado allí restos. Una vez claro esto, el tema debería quedarse en esa investigación judicial que está en marcha y no utilizarse para sacar un rédito político a costa de desprestig iar al alcalde y a la institución. El PP me acusa de conocer el asunto y es totalmente falso. No puedo consentir que se viertan acusaciones tan graves”, insiste Rincón, que defiende la honestidad de Antonio. “Es un vecino ejemplar, que encima tuvo la desgracia de enterrar a un hijo suyo con veinti pocos años. No jugaría con eso”. El alcalde cuenta con el respaldo del PSOE provincial, que ayer remitió una nota de apoyo.

Gestión municipal

Por su parte, el portavoz de la oposición insistió ayer en sus afirmaciones de días atrás. “Nosotros lo que hacemos es pedir explicaciones al PSOE y al alcalde y responsabilizarle políticamente de esto porque la escombrera es de gestión municipal, no se nos puede olvidar, ya no tiene vigilancia y está abierta. Que nos denuncie me parece absurdo y no tiene recorrido”. Hidalgo señala que tiene conocimiento de que un miembro del PSOE fue avisado en julio del 2014 de que había restos óseos allí, “por eso le pido explicaciones al alcalde y le pregunto por qué no puso remedio antes, porque ahora me acusa de hacer política con los muertos pero aquí nadie del ayuntamiento dice nada”.

Además, el popular especifica que en numerosos plenos del ayuntamiento, en ruegos y preguntas, “hemos insistido en que eso debería estar sellado y haberse puesto remedio antes. El lunes nos vamos a reunir en comisión y volveremos a insistir para anexionarnos a un programa que ahora tiene el Gobierno de Extremadura para sellar vertederos”. Sin embargo, Rincón precisa que tiene un documento de la secretaria del consistorio que señala que no existe ninguna moción ni propuesta del PP para el sellado del vertedero, “solo una pregunta referente a su limpieza y es de hace dos años”.

El concejal del Partido Popular insiste en que han demandando el cierre de la escombrera y destaca lo delicado del asunto, puesto que es un tema sensible que afecta a vecinos del municipio, entre ellos al sepulturero, “al que le ha caído el marrón encima”, lamenta Hidalgo Vicho. Mientras sigue la investigación judicial, que está bajo secreto de sumario, y el rifirrafe político, el pueblo vive asombrado. “Es un tema que hiere la sensibilidad de las personas. Estamos sorprendidos”, apuntan los vecinos.