De los políticos gallegos y de Juan Bazaga se puede decir con propiedad que nunca sabes si suben o si bajan la escalera. Juan Bazaga dejó formalmente la política hace 15 años, sin embargo, tras charlar con él un par de horas te queda la sensación de que este hombre nació en la escalera y aún no se ha bajado de ella. El mismo resume su situación con un símil taurino: "Un político es como un torero, nunca deja de serlo aunque se retire".

¿Pero se ha retirado Juan Bazaga?

-- Yo ya no voy a ningún lado... Bueno, no lo sé. A lo mejor voy al ayuntamiento.

No sería de extrañar. Al fin y al cabo, este cacereño nacido en Trujillo ostenta una inusual marca: fue capaz de ser concejal durante 25 años sin pertenecer a ningún partido, actuando como independiente y formando parte de equipos de gobierno del franquismo, del centrismo y del socialismo... ¿Hay quien dé más?

¿Por qué entra usted en política en 1962?

-- Hay una persona, Luis García, que era vicepresidente de la Caja de Ahorros y concejal, que me animó mucho a entrar en política y por supuesto, me gustaba mucho.

Tengo entendido que nada más entrar usted como concejal, ya se hizo notar en el primer pleno municipal.

-- Yo era el concejal más joven, el siguiente me sacaba diez años, y Alfonso Díaz de Bustamante, el alcalde de entonces, me llama siempre el benjamín. En el primer pleno, Bustamante propuso unos arreglos en las calles de la ciudad monumental y yo me opuse argumentando que eso era como el padre que le compra visones a su bella esposa y lleva en zapatillas a los hijos. Es decir, la parte antigua muy arreglada y Camino Llano o Caleros llenas de barro. Bustamante retiró la propuesta y luego me llamó a su despacho, me dijo que tenía razón y que a partir de aquel momento tendría que acompañarlo cada vez que fuera a Madrid a pedir dinero y hacer gestiones.

EN DICTADURA Y DEMOCRACIA

Durante la dictadura fue usted concejal y diputado provincial. Llega la democracia y demuestra usted inmejorables reflejos políticos.

-- Al fundarse Alianza Popular, me afilié a un partido que creó Licinio de la Fuente, a quien admiraba y admiro, que se integró en AP. Licinio había sido gobernador civil de Cáceres y fundó Democracia Social, un concepto que me atraía. Asistí al primer congreso de Alianza Popular, pero yo no soy un hombre de partido, lo dejé y decidí presentarme a la alcaldía de Cáceres en 1979 encabezando una candidatura independiente.

¿No piensa a veces que si hubiera tenido detrás la maquinaria de un partido habría tenido una carrera política más larga y fructífera. Si siendo independiente llegó a presidente en funciones de la Junta de Extremadura...?

-- No sé... Estuve un poco de tiempo en el PDP democristiano de Oscar Alzaga. Luego en el Partido Liberal de José Antonio Segurado, donde pusieron todo a mi disposición, pero tampoco. Después, cuando el PL se fusionó con el PP, estuve en el congreso donde salió elegido presidente del partido José María Aznar, pero no me llenaba e ideológicamente tampoco estaba muy cerca. Yo es que soy un hombre social por excelencia.

O sea, más de izquierdas...

-- Tengo grandes amigos en los partidos de izquierda. No pasa nada por estar en la izquierda. Tengo amistad sincera con Rodríguez Ibarra, con Guillermo Fernández Vara... Y en el ayuntamiento de Cáceres fui muy amigo de los concejales comunistas: de Carlos Latas, de Angel Ugarte. Entre 1979 y 1983 yo tenía la llave del ayuntamiento y cuando el alcalde de UCD, Luis González Cascos, me dijo que había que repartir los cargos de las comisiones, yo le dije que todos, que las minorías también tenían derecho. Teníamos la llave del ayuntamiento y los independientes votábamos lo que nos parecía bien, lo propusiera el PSOE, UCD o el PCE. Algunos lo llamaban ayuntamiento de concentración, para mí era un ayuntamiento de participación.