Gregorio Moreno Fernández de Córdova, presidente de la SAT Carne de Retinto, asegura que el precio del kilo de canal está en cifras históricas, después de años de estancamiento. “El precio se estancó por la sanción comercial a Rusia, que consumía mucha carne y grasa española. El frenazo de entonces ya se está regularizando y los precios han subido”, explica.

La carne de retinto -indica Gregorio Moreno- en un artículo de la revista de la raza «destaca por un sabor y terneza difícil de igualar». Amparados por la Marca de Garantía Carne de Retinto y con el respaldo del Logotipo del Ministerio 100% Raza Autóctona, según datos del Mapama, la Carne de Retinto, Raza Autóctona 100% retinta significa el 14 por ciento del total de las canales bovinas sacrificadas. Sin duda, una cifra que refrenda la pujanza de estas carne que se produce en gran parte en las dehesas extremeñas.

No obstante, la lucha contra el fraude sigue siendo uno de los principales caballos de batalla de las SAT Carne de Retinto. Más de la mitad del retinto de los restaurantes y del que se despacha en las carnicerías no está certificado por SAT Carne de Retinto. “Muchos se amparan en que en el documento del animal figura la raza retinta, que es una declaración del ganadero. Y eso no sólo sucede con nuestra raza”, explica Gregorio.

“Supongo que al igual que cuando comenzó la crisis la proteína se buscó en otras carnes más baratas que el vacuno, espero que ahora se vuelva a consumir. Además, cuando más poder adquisitivo se tenga más se decantará por productos gourmet. Y ahí entramos nosotros. Certificamos que de lo que aparece como Carne de Retinto tenemos controlada la procedencia genética durante generaciones gracias al libro genealógico . Porque un animal esté pastando en la dehesa y sea colorado no tiene por qué ser necesariamente retinto”, indica.

Para ser competitivos los productores han optado por la comercialización de un producto diferenciado gracias a la SAT Carne de Retinto, un gran argumento frente a la producción que pueda venir de terceros países, menos exigentes en controles identificativos y genealógicos.