En el tercer trimestre de este año la cifra de ocupados en el sector agrario se ha situado en 47.600 personas en la región, de acuerdo a la última Encuesta de Población Activa (EPA). Se trata del mejor dato que se contabiliza en Extremadura desde el mismo periodo pero del 2008, cuando se registró el máximo de la serie histórica (47.800), que arranca ese mismo año. Es cierto que el tercer trimestre coincide con importantes campañas intensivas en mano de obra, pero también lo es que si se compara con igual intervalo tanto del 2016 como del 2015, las cifras del 2017 son sensiblemente mejores, ya que entonces los ocupados eran 41.100 y 39.400, respectivamente. En el conjunto del país, el dato también fue al alza, aunque con una intensidad bastante menor, una vez que el crecimiento interanual se sitúa en el del 4,5%, de 743.800 a 777.000 personas.

Juan Metidieri, presidente de Apag Extremadura Asaja, apunta como uno de los factores que han influido en este crecimiento el que la campaña del tomate de este año se ha desarrollado «sin parones meteorológicos y ha tenido continuidad desde el inicio hasta el final, lo que ha generado mucha mano de obra. Se ha recogido todo el tomate tardío, no como otros años».

Ignacio Huertas, secretario general de UPA-UCE, coincide en la aportación extra de mano de obra que ha podido realizar este verano el sector del tomate. «Teníamos algo más de superficie sembrada que el año pasado y el tardío, como no ha llovido, se ha recogido hasta el final», arguye.

Con todo, salvo este cultivo y el de la cereza, Huertas resalta que «en el resto estamos hablando de producciones similares a las del año anterior», cuando no peores, como sucede con la vendimia. Por este motivo, considera que la mayor parte del crecimiento del empleo ha venido motivado por las inusuales circunstancias climatológicas de este año, con unas altas temperaturas que han obligado «en todos los sectores a adelantar las campañas». «En el tabaco, en vez de concentrarse el grueso de la recolección en septiembre, como ha pasado este año, otras veces se ha llevado más a octubre. Y en el pimiento para pimentón pasa exactamente igual», sostiene.

Hace nueve años, cuando se produjo el anterior máximo en el empleo agrario, la cifra total de ocupados en la región era de 417.900, frente a los 369.000 actuales (un 11,7% menos). Desde entonces, el empleo se ha desplomado en sectores como la construcción (de 54.300 a 24.600, un 54,7%) o en la industria (de 46.900 a 32.700, un 30,3%). Sin embargo, el impacto en el empleo agrario ha sido mucho menor. De hecho, la agricultura ha ganado peso tanto en la población ocupada, en la que ha pasado de representar un 11,4% del total a un 12,9% (multiplica por tres la proporción nacional), como en la población activa (de 11,5% a 12,9%). Un aumento este último que explica por qué también ha ido a más el paro en el sector agrario en el último año (de 13.500 a 15.400 personas).

Para Miguel Talavera, secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT Extremadura, en estos datos continúa pesando que «el sector de la construcción sigue en punto muerto, no hay actividad», por lo que la alternativa del campo es para muchos trabajadores la más viable, bien de forma exclusiva, bien alternando ambas ocupaciones. «Hay trabajadores, sobre todo en los pueblos, que se mantienen a caballo entre uno y otro sector. Van alternando un trabajo con otro, dependiendo de las campañas», esgrime.

EFECTOS DE LA SEQUÍA / «Es verdad que estos años de crisis el sector agrario ha sido un sector refugio, sobre todo para gente que venía de la construcción», incide Juan Moreno, presidente de COAG Extremadura. En cualquier caso, puntualiza, mantener este nivel de empleo «dependerá mucho de las producciones en los cultivos en los que más mano de obra se genera en la región. Y quizás al año que viene, con la sequía que estamos teniendo, los datos ya no sean iguales».

Y pone un ejemplo: «Este año en la aceituna de mesa ha habido muy poco empleo, porque la circunstancias climatológicas no han permitido recoger el 80% de lo que habitualmente se dedica a ella». Y aunque eso supondrá ahora más jornales en la recolección para almazara, «es la de mesa la que genera más jornales, porque principalmente se hace a mano: si recoger mil kilos de aceituna de entamado requiere cinco peones, con dos o tres se puede recoger esa misma cantidad para almazara».

Por otro lado, también es significativo que los niveles de empleo en el sector agrario se han mantenido gracias a la evolución de los asalariados, que desde el 2008 han aumentado de forma sensible, de 24.600 a 31.700. Por contra, bajan las cifras tanto de los empresarios y los miembros de cooperativas como de quienes ayudan en negocios familiares. «El problema que tiene el sector agrario es la temporalidad. Casi todos son contratos muy precarios, de semanas o de días. No hay ningún tipo de estabilidad en el empleo», lamenta Teodoro Casares, secretario de Formación y Empleo de UGT Extremadura.