Emprender en nuestros pueblos es más difícil que hacerlo en la ciudad. Sin embargo, a pesar de eso y de la crisis económica que hemos atravesado, los emprendedores rurales extremeños les ‘mojan la oreja’ a los de la ciudad con una tasa de 7,25%, frente al 5,48% de los urbanitas. Esta es una de las conclusiones principales que se desprenden del estudio Situación del Emprendimiento Rural en Extremadura. Una perspectiva a partir del Proyecto GEM que fue presentado a principios de mes en la Facultad de Empresa, Finanzas y Turismo de la Universidad de Extremadura a personal docente, investigadores, políticos y profesionales de entidades financieras.

Por provincias, las zonas rurales de la provincia de Cáceres han sido más emprendedoras que las de Badajoz (8,1% frente a 6,5%), mientras que las zonas norte y sur son las tienen tasas emprendedoras medias rurales mayores (8,3% frente a 7,6%).

Aunque en los momentos álgidos de la crisis económica la tasa emprendedora rural descendió un 19% frente a la urbana -que permanecía invariable (4,93% frente al 4,7%)-- en 2014 y 2015 las tasas rurales han experimentado mejores valores que las urbanas.

Ricardo Hernández Mogollón, director ejecutivo del Proyecto GEM Extremadura, recuerda que Extremadura es desde 2003 miembro del Consorcio Mundial GEM, y en ella trabaja uno de los 18 equipos que estudian en España el emprendimiento. El estudio abarca el periodo 2013-2015, es decir antes, durante y tras la incipiente salida de la crisis económica. El catedrático destaca que la comarca de Tierra de Barros es la que lidera la calidad del emprendimiento rural regional. Otro dato significativo que baraja es que cerca del 30% de las iniciativas rurales no han previsto aumentar su plantilla. «Se crean empresas pero sin ambición de crecer, por lo que a los dos años se quedan estancadas en los dos empleados», explica. También hay en el mundo rural una mayor, aunque moderada, capacidad para el empleo de nuevas tecnologías.

Recomienda incrementar la educación y la formación emprendedora, así como políticas y programas públicos, que son vitales para incrementar la iniciativa para poner en marcha empresas, así como apoyo financiero.

El objetivo del estudio es promover el emprendimiento en el mundo rural, siendo Extremadura una región en la que este ámbito es dominante y uno de los motores de la economía.

Por su parte, Juan Carlos Díaz Casero, director técnico del estudio, explica que el perfil del emprendedor rural extremeño es el que un hombre, de 33 años, con estudios secundarios o de grado medio universitario, que tiene nivel de renta que oscila entre 1.200 euros y 1.800 euros, que trabaja a tiempo completo o parcial y que reside en la zona norte de Cáceres.

En los nuevos negocios rurales predomina el sector orientado al consumidor, seguido del transformador, servicios a empresas y en menor porcentaje el sector extractivo.

Añade que la mayoría de las iniciativas emprendedoras rurales (63,7%) han cristalizado con un único propietario, con negocios especialmente orientados al consumidor (46,5%). Para poner en marcha el negocio han necesitado 76.641 euros de media, de los que han aportado el 87,5%. Por el contrario la cantidad para poner en marcha un negocio en la ciudad es de 80,523 euros, aunque el emprendedor urbano cuenta con mayor apoyo financiero externo. Solo aporta el 45,5% de lo que necesitó para comenzar su aventura empresarial.

Entre algunas de las variables analizadas en el estudio Juan Carlos Díaz destaca los factores que favorecen el emprendimiento. Entre los principales se encuentran las políticas y los programas gubernamentales, el clima económico, la educación y formación y el apoyo financiero.

De otro lado, en los factores que obstaculizan el apoyo financiero es el principal, seguido de normas sociales y culturales, la capacidad para crear empresas, así como la educación y la formación.

En cuanto a las causas de abandono de negocio en el mundo rural la principal es la falta de la rentabilidad y la competencia (55,4%) a mucha distancia de la oportunidad de venta (9,7%).

El informe de la Uex está auspiciado por el grupo de investigación Emturin, la Fundación Javier de Salas y la Obra Social de la Caixa.