El mismo escenario, el mismo motivo, las mismas fechas. Hasta ahí las coincidencias. Todo lo demás es distinto, completamente diferente, diametralmente opuesto. El Stoke House, un restaurante sobre la playa de Santa Kilda, acogió ayer un cocktail-cena para el equipo Ferrari junto a los medios de comunicación, un evento calcado al que McLaren organizó en el 2007. Entonces, aún siendo la primera carrera de la temporada, ya se dejaba ver el ambiente hostil que cargaba la atmósfera del equipo inglés apoyado en ese triángulo imposible entre Fernando Alonso, Lewis Hamilton y Ron Dennis.

En Ferrari todo es distinto. Para empezar, esa cena no comienza a las seis de la tarde, en horario inglés, sino pasadas las ocho, más acorde con el modo de vida italiano y español. El frío, distante y hostil entorno en el que Alonso tuvo que desenvolverse en McLaren nada tiene que ver con el calor familiar que percibe en Ferrari. Massa es su rival sí, pero aquí todos trabajan para el equipo, incluidos los dos pilotos, que dirimen su valía en la pista bajo un código de caballeros. De momento.

Trabajo, familiaridad, profesionalidad, optimismo... Son muchos los adjetivos para definir el ambiente que se respira en la escudería Ferrari tras el doblete en la primera carrera, pero entre ellos no está la euforia que se percibe entre los fans.

LOS PIES EN EL SUELO "En el equipo la verdad es que no hay mucho optimismo. Las carreras se toman como un trabajo, como un deber, y una vez que acaba, se empieza a pensar y preparar la siguiente", explica sereno Alonso antes de llegar al coqueto restaurante. "Estamos de nuevo ante una carrera difícil, frente a un fin de semana complicado, en el que nosotros tendremos nuestras opciones como el resto de los rivales. Y otra vez habrá que dar el máximo y ser un poco más rápidos si puede ser y luchar contra todos nuestro rivales en la clasificación". Para eso, para medirse de nuevo a tres equipos con un potencial muy similar a Ferrari, "tenemos alguna pequeña mejora aerodinámica, pequeños retoques de carrera en carrera para adaptar el coche a cada circuito. Cada fin de semana pueden cambiar las tornas y aparecer nuevos equipos con posibilidades. Tenemos que mantenernos nosotros al mejor nivel y esperar a ver que hacen los demás", comenta el ganador de Bahrein.

El potencial de cada equipo fluctúa según se adapte mejor o peor a cada circuito, pero no parece que Albert Park vaya a cambiar el equilibrio de fuerzas mostrado en la primera carrera. "No es secreto que Red Bull está un pelín por delante del resto, pero es lo que tiene el deporte: una cosa es ser el más rápido y otra ganar carreras. No vale solo jugar bien, hay que ganar el partido, títulos- las carreras son largas y lucharemos para ponérselas difíciles a todos los demás, que son muchos y muy buenos".