Todo el mundo en la F-1 reconoce que la retirada, la jubilación, el repentino adiós del alemán Nico Rosberg, nada más conquistar el título mundial de pilotos con Mercedes en dura lucha con el campeónbritánico Lewis Hamilton, les pilló por sorpresa.

Hasta el máximo responsable de la escudería alemana, el austriaco Toto Wolff, reconoció que no sabía nada y, por tanto, no tenía nada preparado. Así que, nada más conocer la noticia, el pasado miércoles, se puso a trabajar, codo con codo, con su amigo y colega en la dirección del equipo campeón, el también austriaco Niki Lauda, para intentar fichar al mejor compañero de trabajo posible para el británico Lewis Hamilton.

"Solo puedo decir que los dos pilotos de Red Bull, el australiano Dani Ricciardo y el holandés Max Verstappen, no están disponibles, así que, el próximo lunes, analizaremos con Niki (Lauda), cuales son las posibilidades que tenemos para reforzar nuestra escudería, aunque resulta evidente que no será sencillo sustituir a todo un reciente campeón del mundo como Nico», dijo con claridad Wolff.

LAUDA, DESCONCERTADO

Algo parecido comentó Lauda en declaraciones al diario italiano deportivo La Gazzetta dello Sport. «No me cuesta reconocer que supe de la retirada de Nico (Rosberg) pocas horas antes de que se hiciera pública. Hablamos por teléfono y todavía me siento mal con la noticia, no me lo esperaba. Nadie en Mercedes imaginaba que iba a decir basta. Al principio no me lo creí, pensaba que Nico estaba bromeando, pero estaba serio y me ha confirmado que era cierto. Algo increíble, de verdad. Cuando ganas el primer título, lo primero que piensas es en el segundo. Nico, no».

Lauda, que se pasa el día colgado del teléfono conversando con su amigo Wolff, reconoce que la decisión de Rosberg les ha dejado muy desorientados. «No estábamos preparados para una noticia así. Perdemos al mejor piloto de 2016, así que no será fácil sustituirle. Es evidente que poseemos el mejor coche de la parrilla, aunque veremos si seguiremos teniéndlo el año que viene, pero no se trata de ser tentadores, se trata de que podamos contratar al piloto que nos gusta». El campeonísimo austriaco explicó al diario italiano que «se nos ha ofrecido media parrilla de F-1 para sustituir a Nico, pero los pilotos que nos interesan tienen contrato en vigor. ¿Contratar a un joven?, es un riesgo porque no sabemos si va a poder ir rápido».

EXPLICACIONES DE ROSBERG

Nunca me rindo, así que de haber terminado segundo el Mundial, seguro que lo habría intentado otra vez el año que viene», explicó Rosberg en la gala de FIA donde, el pasado viernes, hizo frente a su decisión. «Cuando gané el título me recordé a mí mismo que me había comprometido con los míos a dejarlo, pero no sabía si tendría coraje para hacerlo. Pero aquí estoy anunciando mi retirada y estoy muy contento de poder hacer», sentenció en sus primeras palabras, el pasado viernes en la gala de la FIA.

«Cuando tenía seis años y empecé a correr -siguió explicando el flamante nuevo y dimitido campeón--, el sueño estaba muy claro: ser campeón de F-1. Es lo que he perseguido todo este tiempo. He cumplido la misión, ya está hecho. Sueño cumplido. Ahora hay que ir a otras cosas, la familia lo primero. Veremos qué nos depara el futuro, pues ni mi esposa Vivian ni yo tenemos muy claros nuestros planes, aunque alguna idea sí tenemos de lo que queremos hacer».

LA FAMILIA, VITAL

Además, la presión y esfuerzo que ha requerido competir con Lewis Hamilton es algo que el aleman ya no está dispuesto a afrontar de nuevo. «Las últimas cuatro carreras fueron indescriptibles, porque yo era el que podía perder el campeonato. La última carrera es lo más duro que he hecho jamás mentalmente, excepto por ver a mi mujer dar a luz a nuestra hija. Eso fue otro nivel. Por eso fue más especial ver la bandera cuadriculada y ganar el título. Y tengo un gran respeto por Lewis, porque ha sido un competidor increíble todos estos años a un nivel genial. Es uno de los mejores pilotos y eso hace más especial que se lo haya podido quitar», concluyó Rosberg, que ni siquiera contó con la ayuda de su padre Keke, campeón del mundo de pilotos, en 1982, con Williams, «porque me dijo que no podría soportar los nervios y la presión de estar en el circuito donde yo podía proclamarme campeón».