Joan Martorell y Bernabé Gutiérrez dijeron que sí, que en su taller en L´Hospitalet de Llobregat eran capaces de hacer una mecanización que impidiese que el rotor de los helicópteros que allí fabricaban se deformase a causa de las tensiones internas del material. El ensamblador de helicópteros marsellés Eurocopter quizá lanzó aquella invitación porque quería quitarse de encima a aquellos dos industriales catalanes, pero lo cierto es que con el encaje de manos de entonces, fechado en 1973, nació la vocación de Gutmar (de Gutiérrez y Martorell) por la aeronáutica.

Hoy es una de las pocas pymes --mueve seis millones de euros al año y emplea 60 personas-- que presume de prestigio y cartera de pedidos en la cúspide de la industria aeronáutica y espacial. La empresa trabaja para el fabricante de helicópteros EADS Eurocopter, para Airbus y para la ESA, la agencia espacial europea.

La empresa, que se curtió en los 70 y los 80 como fabricante de conjuntos mecánicos para helicópteros (trenes de aterrizaje, rotores, mandos de vuelo) se reinventó a partir de los 90 como socio de sus clientes, siguiendo el modelo de las relaciones cada vez más estrechas que entonces se afianzaba entre marcas y proveedores en la automoción. "Investigábamos y diseñábamos junto a nuestro cliente. Pasamos a compartir parte del riesgo, con la compensación de que, cuando se logra un contrato, este dura hasta 25 años, con una condición, además, de únicos proveedores (no hay más de un proveedor para una pieza)", dice Joan Martorell hijo, en la actualidad gerente de la firma. La implicación es muy fuerte. Para hacernos una idea, Gutmar tiene en catálogo 800 piezas como proveedor único de Eurocopter EADS.

En la empresa no se quejan de la crisis: "Los fabricantes buscan bajar aún más los costes, y en España somos capaces de ofrecerles la mejor tecnología a precios algo más competitivos que en el resto de Europa".

Gutmar trabaja en sectores estratégicos y de altas exigencias tecnológicas y, por tanto, con fuertes barreras de entrada, como la aeronáutica --60% de la cifra de negocio--, el espacio, la instrumentación médica, la robótica o defensa.

Los logros están ahí, pero Joan Martorell sigue lejos de ser una persona triunfalista. "Se trata de un sector en el que las empresas necesitamos mayores tamaños y mejor financiación", dice en su doble condición de empresario y de tesorero del BAIE, Barcelona Aeronáutica y del Espacio, una asociación de defensa del sector en la que participan las administraciones públicas. Según Martorell, hay que fomentar las alianzas estratégicas. Gutmar, por ejemplo, tiene ahora una vigente con CESA (sociedad de EADS) para el diseño y desarrollo de dos actuadores hidráulicos del tren de aterrizaje del nuevo Airbus A400M, "con una fabricación asegurada de 180 aviones". Y participa en un consorcio que ya ha hallado alternativas no contaminantes para recubrir las superficies de los aviones (los actuales cromados son cancerígenos). El primer pedido de piezas con el nuevo tratamiento es para el fabricante Curtis Wright.

"Es un sector con unas finanzas muy exigentes, con unas curvas de flujo de caja que hacen forma de jota", dice en alusión a los primeros años de un contrato, en los que todo son gastos y, solo cuando empieza a haber ingresos, la cifra de negocio se dispara. Esa expansión vendrá de la mano del contrato para el Airbus A400M, del nuevo recubrimiento no cromado y de un robot de seguridad bautizado como Aquiles.