Hace dos años que María Guerrero puso en marcha Fun School of Languages en Mérida, una academia de inglés en la que también se imparten clases de español para extranjeros. Esta filóloga inglesa admite que iniciarse en este tipo de turismo "cuesta un poco, porque en Extremadura apenas si ha habido oferta". Con anterioridad a embarcarse en este proyecto, Guerrero trabajó seis años como docente y traductora en Inglaterra y Bélgica. En este último país, fue profesora de español en el Instituto Cervantes.

De momento, los alumnos extranjeros que han ido acudiendo a este centro lo han hecho de manera individual --"desde gente que ha venido a Mérida a hacer las prácticas universitarias o por razones de trabajo a jubilados", indica--, aunque su intención es comenzar a traer en unos meses grupos desde Alemania, Francia e Inglaterra, en un proyecto que desarrollará junto a otras dos socias.

En este sentido, Guerrero considera que Mérida puede ser un buen destino, por ejemplo, para adolescentes que están estudiando español porque "es un lugar, pequeño, seguro, que ofrece garantías a los padres", pero también para otro tipo de turista que busque más la tranquilidad, y al que se le pueda atraer con "nuestra oferta gastronómica y cultural o con los recursos naturales de la región".

Por último, cree que es necesario que las pocas empresas de este sector que actualmente existen en Extremadura se agrupen. "Necesitamos asociarnos para estimular la demanda", arguye.