El Chrysler Building, la joya art deco con escamas brillantes que define el skyline de Manhattan, es el segundo icono arquitectónico de Nueva York que pasa a manos árabes en un mes. Abu Dabi Investment Council cerró la semana pasada la operación a través de un fondo soberano operado por Prudential Financial. El precio final se desconoce, pero según una fuente cercana a la transacción sería de 800 millones de dólares (516 millones de euros) por el 75% de este rascacielos de 1930 situado en Lexington con la calle 42. El 25% restante pertenece al gigante inmobiliario neoyorquino Tishman Speyer, dueño del Rockefeller Center.

Esta compra sucede a la realizada por Boston Properties, firma inmobiliaria formada por inversores de Dubai, Kuwait y Qatar, que en junio desembolsó 2.800 millones de dólares (1.806 millones de euros) por el edificio de General Motors --construido en 1968 en la Quinta Avenida--, con los que fijó un nuevo récord inmobiliario. Así, los países del Golfo Pérsico enriquecidos con el petróleo que le venden a Estados Unidos aprovechan la debilidad del dólar para invertir en bienes inmobiliarios y compañías financieras. Y según Real Capital Analytics., han firmado más compras que el resto de inversores internacionales. "Utilizamos dólares para comprarles petróleo y ellos los invierten en nuestros mejores inmuebles", apunta Dan Fasulo, analista de Real Capital.

El caso es que este cambio de manos no está sentando muy bien en la cuna de Wall Street, agobiada por la crisis hipotecaria. Cuando hace unas semanas el tabloide New York Post anunció la venta del Chrysler, blogs y diarios llenaron titulares sobre petrodólares comprando símbolos neoyorquinos e inversores extranjeros adquiriendo tesoros arquitectónicos como el legendario Flatiron --la plancha triangular levantada en 1902 en la intersección de la Quinta, Broadway y la calle 23--. Esta vez es un grupo italiano, Sorgente, dirigido por el magnate inmobiliario Valter Mainetti, el que quiere hacerse con el 53% del popular Flatiron por 95 millones de dólares (61,2 millones de euros). "Con la moneda así merece la pena incrementar nuestra participación", reconoció Mainetti a la revista Time.

La debilidad del dólar es un imán, y según la última encuesta de la Asociación de Inversores Inmobiliarios Extranjeros, EEUU es el país más seguro para este tipo de inversiones. En el 2007, las dos ciudades del mundo más apetecibles fueron Nueva York y Washington. Además, esta inversión en monedas fuertes como el euro está salvando a estados como Florida, donde el mercado extranjero se ha disparado mientras el nacional lucha por salir a flote.

Volviendo a Nueva York, el italiano Mainetti da otra clave para no desaprovechar la coyuntura: "La estabilidad del mercado inmobiliario neoyorquino es única. La actual crisis pasará y el dólar volverá a subir". Compañías extranjeras --sobre todo europeas y asiáticas-- se hicieron con cuatro de las 13 mayores compras de bienes raíces comerciales en el 2007 y las multinacionales incluso adquieren edificios residenciales enteros para alojar a sus empleados. Además, según la agencia Corcoran la venta de apartamentos a extranjeros en Nueva York se ha duplicado en los últimos 15 meses. Por eso a pesar de la crisis, la vivienda ha subido en Manhattan, donde el precio medio de un apartamento en el 2007 era de 800.000 euros.