No es una retirada, pero en el 2012 y el 2013 las puertas de El Bulli estarán cerradas al público. En su interior seguirán encendidos los fogones. Ferran Adrià y su equipo estarán dando forma a las creaciones que ofrecerán en el 2014, cuando el restaurante abra de nuevo, aunque lo hará en un formato que el chef dice no tener claro. "Serviremos comidas, pero El Bulli ya no será igual. Ahora necesitamos este parón para seguir creando", dijo el chef ayer, durante la cumbre gastronómica Madrid Fusión. En la trascendental decisión, los motivos personales parecen haber contado tanto como los profesionales. "Llevamos 25 años dedicándole a la cocina 15 horas diarias, y también tenemos familia. Nos merecemos poder normalizar nuestras vidas", justificó Adrià. "Desde 1987 hemos estado renovando nuestra oferta cada año, siempre en vanguardia. Podemos aportar más creatividad a la cocina española, pero a este ritmo es imposible crear".

Adrià dedicó buena parte de sus palabras a "acallar especulaciones", que ayer corrían por la feria culinaria. "Cuidado: ni me voy a las Bahamas, ni estoy cansado, ni esto tiene que ver con las estrellas Michelin, ni con la prensa o con la crítica. Estaría triste si anunciara que me retiro, pero no es así. A mí lo único que me atrae es el reto de la creatividad", afirmó antes de poner un ejemplo: "Me encantaría irme tres meses a China, que es un lugar muy inspirador. Pero hoy, debido a mi agenda, no puedo estar allí más de tres días seguidos".